Con la llegada del buen tiempo y la subida de temperaturas exponerse de repente al sol después de tantos meses hibernando, puede sorprender a nuestro cuerpo. Por eso debemos exponernos al sol de forma paulatina, ir eliminando capas de encima y poco a poco empezar a lucir una piel saludable. Para ello, si no lo has hecho ya, debes preparar la piel para minimizar los daños ante la exposición al sol.
1- EXFOLIACIÓN
¡Renueva la piel! Usar un exfoliante natural cuando estamos en la ducha o cuando salimos de ella es una buena opción para lucir una piel rejuvenecida, dejar a un lado la piel apagada del invierno y empezar a eliminar las pieles muertas. La exfoliación fortalece la dermis, aporta elasticidad y suavidad a la piel y a la vez la hace más resistente al sol, lo que favorece el bronceado.
Aquellos días que tengas pensado depilarte, prepara tu piel unos días antes con una exfoliación corporal, y procura no hacerlo el mismo día de depilación (ni antes ni después) porque tenemos la piel más irritada y sensible de lo habitual.
2- HIDRATACIÓN
Después de la exfoliación, es un buen momento para hidratar la piel. Utiliza cremas que cuenten con agentes hidratantes como, el aceite de almendras y jengibre para conseguir una piel hidratada y rejuvenecida, además si incluyen cafeína ayudaremos a reafirmar, tonificar y mejorar la combustión de grasa. Así lograrás hidratar y dar más firmeza a la piel, reduciendo a la vez la flacidez.
¡A tener en cuenta! Hazte con una crema de fácil aplicación y rápida absorción, ideal para el verano, cuando salimos de la ducha, los continuos cambios de ropa, las vacaciones, y todos esos momentos en los que vamos de aquí para allá… ¡Tan sólo aplicar con un suave masaje circular y lista para salir!
Otra opción es aplicarnos tras la ducha un aceite corporal natural con la piel húmeda mediante masajes circulares. Los aceites como el aceite de marula o aceite de rosa mosqueta, altamente hidratantes, reducirán estrías y cicatrices, a parte de nutrir en profundidad.
3- PROTECCIÓN SOLAR
No sólo cuando vayas a la playa debes protegerte del sol, hay muchos lugares donde pasamos horas y horas expuestos al sol sin ser conscientes de ello, por ejemplo, en la misma ciudad. Utiliza una protección solar con una elevada concentración de antioxidantes que frenen el daño celular causado por las radiaciones UVA y UVB, especialmente para aplicar en el rostro. Te ayudará a potenciar las defensas de tu piel evitando el envejecimiento prematuro y reduciendo la aparición de arrugas y manchas.
4- ALIMENTACIÓN
¡Quédate con este nombre: betacarotenos! Las frutas y verduras ricas en betacarotenos son una fuente de antioxidantes para el cuerpo para hacer frente a los radicales libres que generan agentes externos como el sol, la contaminación o la propia alimentación. Los betacatotenos contribuyen a mejorar el aspecto de la piel y además potencian el bronceado. Algunos ejemplos son los alimentos de color anaranjado como la zanahoria, la calabaza y el albaricoque; las verduras de hoja verde como las espinacas y el brócoli, o el calabacín, los melones o los espárragos.
Junto con la alimentación es importante la hidratación. Y aunque no es nada nuevo, cabe recordar que beber agua cuando se tiene sed ya es un signo de deshidratación. No debemos esperar a tener sed para beber agua, por este motivo lo haremos de forma regular durante todo el día, aumentando la ingesta en las horas de intenso calor o cuando practicamos ejercicio. Para lucir una piel hidratada y repleta de salud no basta con aplicar una crema hidratante o reafirmante; beber mucha agua ayudará y mucho a complementar tu estilo de vida saludable.