La empresa familiar, Bodegas Martínez Lacuesta, fundada en 1895 y presente en 25 países nace en Haro, a finales del siglo XIX. Podemos decir orgullosos que el año próximo cumpliremos 125 años y que todo el accionariado que conforma la masa social del negocio pertenece a la tercera, cuarta y quinta generación de la familia, nos apunta el director general, Luis Martínez Lacuesta, con el que dialogue a tenor de que esta bodega ha reinventado el vermú, creando la primera versión envejecida en barrica.
VERMÚ MUY SINGULAR
¿De dónde te viene la pasión o afición por el vermú?
R: De alguna forma, nos viene heredada, desde que en 1937 comenzásemos a elaborarlo. En nuestra casa siempre se ha hablado de vermú y se ha consumido. Una vez incorporado al negocio familiar, nuestra inquietud por innovar y tratar de ser distintos, nos hizo experimentar con barricas para envejecimiento aplicando nuestros conocimientos en vinos. El resultado fue nuestro “Vermouth Reserva”, en sus distintas versiones. Ahora estamos concluyendo un interesante proyecto de edulcoración del v vermú con Stevia, cuyos resultados estarán en el mercado después del verano. No paramos de innovar.
¿Cómo y dónde nace MARTÍNEZ LACUESTA?
R: Martínez Lacuesta es una bodega familiar que nace en Haro, a finales del siglo XIX, en 1895. Podemos decir orgullosos que el año próximo cumpliremos 125 años y que todo el accionariado que conforma la masa social del negocio pertenece a la tercera, cuarta y quinta generación de la familia.
¿Cuáles son tus vermuts más emblemáticas o únicos?
R: Para mí, mi favorito es el “Vermouth Reserva” envejecido 7 meses en barricas de Roble Francés. Es equilibrado, complejo y aúna todas las características de un vermut, amargor, dulzor y ese ligero toque tostado de la madera.
¿Qué cualidades debe tener un buen vermú?
R: El vermú es una bebida aromática, dulce y, sin embargo, amarga. Todo ello debe estar presente en un buen vermú, en el que el equilibrio entre todas estas cualidades marca su distinción.
¿Existe una cultura por y para el vermú?
R: Creo que sí y que, afortunadamente, en España estamos viviéndolas con intensidad en estos últimos 4/5 años. Ha habido inquietud por recuperar viejas fórmulas; cada día se hacen más catas de vermuts; existen vermuterías; se está empezando a trabajar en el mundo de la cocktelería con vermuts; y no hay una sola publicación de gastronomía y bebidas que no haya hecho ya algún reportaje dedicado en exclusiva al vermut.
¿Cual es momento que vive hoy el vermú desde tu punto de vista?
Creo que es un gran momento, está de moda y es muy “cool” saber de vermuts. El público está dispuesto a probar nuevas etiquetas y, afortunadamente, los que llevamos muchos años haciéndolo y hemos surgido de esta vorágine actual, cada día somos más reconocidos y valorados.
BODEGA CON LEYENDA
La empresa nació como una tienda de vinos, gaseosas y delicatessen aunque en poco tiempo empezó a elaborar sus propios caldos. En 1903 se trasladó a la calle Ventilla, en el casco antiguo de Haro, y allí permaneció hasta el traslado a la nueva sede en 2009, a la afueras de la la localidad riojana. Uno de los vinos de la casa, el Ventilla 71, homenajea esta ubicación histórica.
La bodega puede presumir de contar con algunas de las marcas más antiguas de España, como Martínez Lacuesta (registrada en 1908) y Campeador (1916). También fueron pioneros en la expansión internacional. En 1903, Emiliano Martínez Lacuesta, hermano del fundador, recorrió América para abrir allí nuevos puntos de venta, atravesando la cordillera andina con una mula que cargaba las muestras.
Desde entonces la empresa ha disfrutado poco a poco demun crecimiento sereno. El hecho de ser una empresa familiar, ha contribuido a ello, ya que el accionariado está compuesto por 68 accionistas, todos de la misma familia y la sucesión siempre se ha producido de forma tranquila y acorde.
MADRID, PASIÓN POR EL VERMÚ
Entre los grandes hitos de la empresa destaca la apertura de la tienda en Madrid a principios de siglo. En aquel momento era fundamental estar presente en Madrid, ya que era y es el escaparate España, en casi todos los sectores pero sobre todo en el vino y el vermú, que son los dos grandes productos que comercializa esta Bodega.
A la hora de determinar el secreto de su éxito, este se basa en que han sabido adaptarse a las tendencias actuales, pero sin perder tu identidad.
Un ejemplo de ello es su apuesta por el vermut. La bodega cuenta con su propia fórmula, que adquirió a un catalán de ascendencia suiza, y lo fabrica desde los años 30. Hace diez años, el vermú volvió a ponerse de moda y Martínez Lacuesta decidió aprovechar este revival para darle un nuevo toque. Este apuesta, tenía su base en que al ser unos bodegueros con elaboran un excelentes vinos , se plantearon por qué no envejecer el vermú como si fuera un vino. La idea fue un éxito y hoy esas dos primeras barricas experimentales se han convertido en 140.
La compañía está hoy presente en 25 países y factura el 15% de sus ventas en el exterior. Un porcentaje nada desdeñable si se tiene en cuenta la competencia encarnizada que vive este sector en el plano internacional. En los países donde la cultura del vino es relativamente reciente, como China e incluso EEUU, se valora mucho el que esta bodega sea una empresa familiar y con historia, y que dispongan de botellas de 1922. Pero lo que distingue a esta Bodega del resto es la calidad y sobre todo homogeneidad, siendo su ADN, con lo que cualquier consumidor pueda fácilmente identificar un Martínez Lacuesta, independientemente de la añada.