Examen de conciencia
| | 22 de Mayo | 13:47
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La voz de la naturaleza lleva retumbando entre nuestra barbarie siglos, pidiendo respeto y cuidados para que el equilibrio no sea destruido. ¿Estamos a tiempo de rectificar nuestra consumista existencia?
¿Cómo pudisteis llegar a tal desequilibrio?
SI supierais cuan especiales y únicos sois, no tendríais ese comportamiento que os esta llevando a la ruina.
Si comprendierais cuan largo, caótico y afortunado ha sido el proceso para formar la Tierra que pisáis y componer el aire que respiráis, respetaríais de forma excelsa el entorno que os mantiene con vida.
Pero no, a vosotros no os importa una mierda nada. Habéis perdido el contacto conmigo. Ya no me miráis como antaño ni me respetáis. Tampoco me veneráis ni cuidáis. Adoráis el dinero, ese invento vuestro que solo os ha traído conflictos, pero a mi me habéis olvidado por completo. Tened en cuenta una cosa: vosotros dependéis de mí. No lo olvidéis: yo os he creado y yo os puedo destruir en un abrir y cerrar de vuestros ojos, los mismo que yo os proporcione.
No. No soy vuestro Dios, ese complejo conjunto de pensamientos que habéis creado y asentado en vuestra imaginación para arroparse contra el gélido frió que produce la incomprensión y justificarse ante las sucesivas matanzas que realizáis entre vuestras tribus. Yo soy mucho más que eso. Yo fabrique a vuestro dios al proporcionaros esa creatividad que os ha permitido “dominar” vuestro entorno y subordinar al resto de especies. Soy la naturaleza, la vida que apareció en el planeta hace casi 4000 millones de años, cuando la Tierra era un páramo inerte en donde nada crecía ni respiraba. Conllevo caos, evolución, destrucción y creación. Si vine creada del espacio o me formé aquí, es indiferente. Tenéis una deuda moral conmigo superlativa. Me debéis todo: cada bocanada de oxigeno que vuestros alvéolos requieren, cada brizna de césped que os acaricia los pies en los parques, cada ave que vuela por el cielo, “vuestras” reses o cultivos, la música, el cine, cada pez o alga de los océanos, las sillas en donde os sentáis, los culos que acomodáis en ellas, vuestras manos, pies o brazos, el mismismo corazón que bombea la sangre para manteneros con vida. En resumen: me debéis vuestra propia existencia. ¿Y así me lo pagáis? ¿Acaso queréis aniquilarme?
"La contaminación sube a las capas altas de la atmósfera"
No respetáis a los animales. Sabed que ninguna especie animal debe de ser esclava de otra o servirle de alimento. Ningún animal, en absoluto, nace para morir, y mucho menos, para ser asesinado fríamente y servir de entretenimiento. Meais en contra de la selección natural. Todas las especies, sin excepción, animales, vegetales u hongos, han evolucionado para sobrevivir. Lo que hacéis va en contra de mí, e ir en contra de mí es ir en contra de vosotros mismos, porque, en conjunto, no dejamos de ser la misma cosa.
Vosotros, los humanos, sois como una plaga incontrolable. Os habéis saltado todas mis leyes. Desde que descubristeis la herramienta, no os adaptáis al entorno, lo modificáis para que éste se amolde a vosotros. Es la primera vez, en la historia biológica del planeta, que una especie animal, y no un desastre natural, es la responsable de una extinción masiva. En realidad, no debería de preocuparme, porque de mí siempre quedara algo, como las bacterias del subsuelo o los ecosistemas que habitan en las fumarolas de las simas del mar, pero he tardado demasiado en crear lo que actualmente tenéis, y vosotros, velozmente, lo estáis desequilibrando. En la Tierra, todo es parsimonioso, menos vuestro desarrollo, Si la evolución os ha dado un cerebro pensante, es para que lo utilicéis en mejorar la situación.
Algo inherente a mis seres vivos es el instinto de supervivencia a nivel de especie, vibrando en lo más profundo del cerebro de reptil. Si no queréis reaccionar por vosotros mismo, hacedlo por vuestros hijos. Habéis heredado un planeta en el que sois libres. Podéis beber agua limpia y respirar aire puro. Aunque se esta haciendo tarde, todavía queda la suficiente fauna y flora para conservar la cadena alimenticia. Os pido que penséis y reaccionéis. ¿Qué dejareis a vuestros hijos y nietos? ¿A caso deseáis para ellos restricciones de alimentos y agua? De seguir así, vivirán en un planeta podrido, en donde la temperatura calcinara su piel y las ciudades de las costas quedaran anegadas. Habrá migraciones masivas, que provocaran decenas de guerras, matanzas y más sufrimiento. Si la corriente del Golfo cambia, en Europa se producirá una bajada de temperatura radical. Vuestra descendencia morirá congelada, luchando por los restos que vosotros, los responsables, habréis dejado.
Para entonces, ya deberíais de haber comprendido que rezar no vale de nada. Solo si cambiáis, uno a uno, la actitud, salvareis este planeta.
Abandonad la avaricia y la hipocresía. Alzad la cara y contemplad el maravilloso cielo azul. Degustad el sabor de la blanca leche y respirad el aroma inconfundible de una pradera. Escuchad la rítmica melodía de las aves. Tal vez, un día no muy lejano, las cosas buenas de la vida desaparezcan. Aún estáis a tiempo.
Contempla tu reflejo en el espejo, rómpelo de un seco puñetazo y vuelve a mirar. ¿Te gusta lo que ves? No es otra cosa que la representación de tu hijo esclavizado, cuyo futuro esta condenado, quebrado y aniquilado. No busques excusas: TÚ ERES EL ÚNICO CULPABLE.
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