Que nadie se asuste porque tratemos de “establecer” una utopía. Las utopías dejan de serlo cuando la ciencia, la voluntad y la imaginación humana son capaces de superarlas y hacerlas realidad.
Desde niños oíamos a algunas personas, con gran fantasía, que nos decían que, pronto podríamos ver a los que hablaban por la radio. Esto producía curiosidad y risas entre los jóvenes. Nos hablaban también de que íbamos a ir a la luna. Eso nos parecía aún más utopía, más disparatado. Pero resulta que ya hay televisión, no solo radio, que ya se ha ido a la luna y que ahora pretenden hacer de la luna una colonia humana. Un profesor, hablándonos de la bomba atómica, nos decía que, con la energía nuclear, se podría traer el mar hasta Madrid. Resulta, también, que la ciencia y la técnica, de los españoles incluidos, han permitido unir al océano Pacífico con el Atlántico a través del Canal de Panamá. El Canal de Suez permitió que se transportara el petróleo desde el mar Rojo al Mediterráneo, sin tener que dar la vuelta al continente africano, uniendo el mar Mediterráneo con el océano Índico.
Así, de utopía en utopía, se van cambiando las cosas imposibles en posibles. Los hombres de ciencia, los pioneros, pretenden ahora que la Tierra, nuestra Tierra, tenga una alternativa para casos de emergencia; porque algún día la Tierra necesitará una salida para que la humanidad pueda sobrevivir.
Ahora están investigando los miles de planetas que tienen un hábitat similar al de Tierra, incluso con mejores condiciones de habitabilidad que la misma Tierra. ¿Cuál es el problema? Quizás, deberíamos preguntarnos ¿cuáles son los enormes problemas para habitar esos planetas? Parece que el mayor problema actual es la enorme distancia, imposible de superar ni viajando toda la vida. Aún esto, parece que no arredra a los científicos y siguen buscando soluciones.
Pensando y usando la imaginación, con sus sedimentos en la misma infancia, nos decimos: ¿No sería más fácil, sin dejar de buscar soluciones en otros planetas, hacer algunas cosas, que técnicamente son posibles, aquí en la Tierra y dar trabajo, quizás para cientos de años a miles, a millones de personas?
España, por ejemplo, está concentrando su población en unos cuantos puntos, como el arco mediterráneo o las grandes ciudades, mientras el campo se vacía, se desertiza.
Permítannos una utopía posible, aunque costosa, muy costosa, pero quizás, una vez realizada, de una utilidad incalculable. ¿Qué pasaría si se hiciera un canal navegable entre el Mediterráneo y el Atlántico por la mitad de España?, que es difícil y costoso, no hace falta que lo digan, lo sabe todo el mundo. Supónganse que se hace la mitad, desde el Atlántico, por Extremadura, hasta Madrid, por ejemplo, o desde el Cantábrico al Mediterráneo.
Invitamos a las personas inteligentes a que piensen y vean las posibilidades y diferencias entre una utopía en el espacio, astronómica, y una utopía como hacer un canal marítimo navegable por media España, sin que sean excluyentes ninguna de las dos “utopías actuales”.
No tendrían que acumularse todos los habitantes en ciudades como Madrid, Barcelona, Sevilla, Bilbao, ... Podrían ocupar la tierra, con toda la riqueza que supondría tener el mar a corta distancia. Seguro que habría trabajo para millones de habitantes en la península.
Ya sabemos que se puede tratar el tema como si fuera una locura, una utopía absurda o rechazos parecidos. Invitamos a pensar a esos científicos capaces de modificar la realidad a través de la ciencia y de la técnica. La técnica ya está aquí. Falta el dinero, los medios, pero eso también está aquí. Y que conste que el mar también ha estado aquí.
Algunas grandes obras de la humanidad han costado siglos y se han realizado a base de sacrificio y voluntad humana, sin la técnica y los medios de hoy. Podíamos pensar en las catedrales y monumentos religiosos, las pirámides de Egipto, la muralla china, las grandes obras del imperio romano, el Machu Pichu, etc. No tenían medios, hoy los tenemos, es cuestión de voluntad decidida y de buscar el bien para todos, pero desde la ética acompañada de la técnica.
Invitamos a los investigadores de primera línea y a las personas con imaginación y capacidad, a que opinen sobre esta utopía, con las posibles variantes que se consideren oportunas.
Estamos hartos de tener que pensar en temas negativos, como la falta del AVE o los problemas de un tren digno, o un aeropuerto civil, etc, para Extremadura. Déjennos que pensemos en grandes soluciones para todos. Con el mar cerca, todas las referencias y previsiones serían otras.
PEDRO CAÑADA
EXTREMADURA UNIDA