Hace dos años, un seco verano, en el sur de Francia, a muchos kilómetros de Extremadura, una conversación, acarició mis oídos como si fuese una suave melodía.
Aquellas amables voces, en un idioma distinto al mío habitual, hablaban emocionadas de un entorno sin igual en el mundo, de estepas, de charcas, de balsas, de un lugar desconocido y a la vez sin igual en Europa…hablaban del complejo Lagunar de la Albuera…
En esos lares, ¿ese nombre?. Pensé no haberlo escuchado bien, pero sí, hablan de la Albuera, La Albuera en Extremadura. Me parecía increíble a la vez que emocionante.
Eran ornitólogos Franceses describiendo lo sublime del espectáculo que habían vivido y la preparación de su retorno el próximo invierno.
¿Cómo podía ser que “mi tierra” fascinase de esa manera en un lugar tan lejano?
De esta manera, avivado por mi inquietud, comencé a informarme sobre dicho emplazamiento para que en mis próximas vacaciones navideñas a Extremadura descubriese este paraíso tan cercano a mi Badajoz natal.
Lo que hallé sobrepasaba con creces mis expectativas; a unos escasos 8 kilómetros de la Albuera, siguiendo la N-432 dirección Sevilla, girando a la izquierda rumbo a Entrín Bajo, encuentro un camino a tan solo 2 kilómetros de dicho cruce. En una mañana invernal, con el campo empapado y un cielo brillante con ese color azul claro que solo he conseguido observar en Extremadura, comienzo mi excursión. Rápidamente aparece la primera de las abundantes lagunas naturales. Los ojos me centellean de la alegría contenida al observar las cuantiosas aves, Cercetas, Ánades rabudos, Cuchara común, Silbónes europeos, Grullas, Milano real, Alondras,…Transcurrieron varias horas andando y disfrutando de la melodía armoniosa y única de las paseriformes y deleitándome con los olores embriagantes de tomillos, lavandas, y heno, néctares naturales regalados por dioses de la tierra.
Por fin, disfruto del delicioso espectáculo al que se referían los lejanos viajeros franceses. Delante de mí aparecen unos seres excepcionales, únicos, ancestrales, las Avutardas. Delicada especie que no dejan indiferente al observador, que marcan un antes y un después, maravillosas y sublimes.
Desde entonces, cada principio de primavera, me siento muy orgulloso cuando las vuelvo a ver sobrevolando mi entorno diario del Pirineo en migración hacia países nórdicos, pues pienso que han pasado todo el invierno en mi bella Extremadura.
Animo a los habitantes en general de zonas cercanas; Badajoz, Mérida, Zafra, Olivenza… a disfrutar de una actividad única, a realizar un turismo enriquecedor para los sentido, gratuito en la mayoría de los casos y a analizar: ¿por qué personas de tan lejanas tierras gastan autenticas fortunas para disfrutar de él?…Complejo Lagunar y Llanos de la Albuera, un tesoro en Extremadura.
