“He creado un monstruo”… las palabras del mítico Doctor Frankenstein, en la cinta del año 1931 basada en la novela de Mary Shelley, bien podrían ser las de la actual Gestora del PSOE, en referencia a Pedro Sánchez. Han jugado a implantar en sus filas la idea de que se está librando una lucha encarnizada contra la bestia negra de la derecha, y ahora tienen que lidiar con las consecuencias de sus tejemanejes.
Todos los días, nos despertamos con noticias en los informativos sobre las famosas primarias del Partido Socialista. Hasta ahora, tenemos tres candidatos a la Secretaría General, y dos corrientes claramente diferenciadas, la que encabeza el antiguo líder derrocado Pedro Sánchez, basada en la negación de todo lo que huela al gobierno de Rajoy y en la derogación de lo ya aprobado en anteriores legislaturas, y otra más moderada, encabezada en el sur por Susana Díaz y en el norte Por Patxi López.
Muchos han visto, como un “holocausto caníbal” la situación que vivió el Partido Socialista, cuando en octubre del 2016 se produjo la dimisión de Pedro Sánchez, y se reunió el Comité Federal para tomar las riendas del partido. Todos asistimos a un bronco espectáculo con gritos, llantos e insultos, que concluyó con la creación de una Gestora capitaneada por el presidente de Asturias, Javier Fernández, y un evidente cisma entre los socialistas, que perdura hasta nuestros días.
La candidatura encabezada por Pedro Sánchez pretende el poder personal, dispuesto a oponerse a todo aquello que venga de Partido Popular, y que no dudaría en echarse en los brazos de quien puede ser su verdugo, o sea, Pablo Iglesias. De producirse este entendimiento político, el coste para la formación socialista sería tremendo, y posiblemente, acabaría engrosando la lista de trofeos que Iglesias exhibe en sus ruedas de prensa.
Sin embargo, hay que decir, que Pedro Sánchez no es más que la personificación de una tendencia que se ha ido creando durante años en el PSOE, una tendencia que entiende la política como una lucha de bandos basada en la máxima: “me opongo a todo lo que tú digas o vayas a decir, porque eres tú”.
Puedo afirmar, que veo la situación desde otra perspectiva, porque mi opinión no se significa con ninguna ideología de clases pues, soy regionalista, y los pocos beneficios y muchos perjuicios a Extremadura han venido tanto de la izquierda como de la derecha y, al final, en este contexto, mi región seguirá teniendo congresistas y senadores mudos, surgidos con los votos de los extremeños.
A la mayoría de los españoles nos preocupa esta elección, por las consecuencias que pudiera traer para España, en relación con los separatistas.