No sé cómo lo harían los primeros recolectores pero que las clases sociales se impusieron muy pronto, eso seguro. Ayer me quedé literalmente de piedra cuando me relataron que, en un pueblo pequeño de la provincia, existen círculos cerrados con capacidad de admisión de sus "socios", vamos como en las casetas privadas de algunas ferias andaluzas. Esos círculos no se forman por la disponibilidad económica o cultural de sus miembros sino por las apariencias que pretenden mantener. Y para mostrar que son superiores, cierran fronteras al estilo de Trump dentro de la misma localidad y excluyen a muchos.
Vive la gente, pues, en pequeños guetos que ella misma construye, con una mezcla de altanería y egocentrismo no siempre suficientemente aceptados y entendidos por el resto, personas a las que estas cosas les importan poco al tener otro tipo de alicientes en sus vidas.
Algo parecido sucede con las imágenes que sobre las mujeres transmite la publicidad, tan diversas según lo qué pretenden ofrecer y al tiempo tan encasilladas en clases predeterminadas. Se enfadan las idealistas o los utópicas con algunas de ellas y no les falta razón pues es cierto que al centrarlas en aspectos parciales del prototipo, minimizan el rol genérico y la esencia del total.
Aparece así la mujer débil apoyada en el hombre, que corresponde a la visión clásica de una pareja bien avenida, aunque se intuya que es una debilidad figurada, junto a un planteamiento más igualitario entre géneros, camaradas todos, mucho más acorde con lo considerado "políticamente correcto" en nuestra época.
Aparece la mujer sexy junto a la maternal madre de familia, o la deportista frente a la gordita suministradora de comidas para todos o la limpiadora compulsiva, y ninguno de esos prototipos debiera tomarse como totalmente definitorio de los intereses y aficiones de la mujer, pues no suelen existir, cada uno, por separado. Corresponden a la tiranía del pequeño marco de explicación, construido así para que la atención del público no se desvíe de la propuesta que se le hace.
De este modo se crean aparentes tipos absolutos de clases de mujeres y se originan fuertes debates que duran días y días como cuando la Pedroche, aparece en Nochevieja con vestidos transparentes que solo ella puede ponerse y origina rios de tinta sobre la conveniencia o no, de su puesta en escena. Con remuneración y popularidad añadidas. Exhibicionismo puro, como el tiempo presente. Realizado con plena conciencia. Corresponde a un sector o clase, cuya razón de ser depende del consumo que el público haga de las vidas y apariencias de otros, a través de las llamadas revistas del corazón y todo eso...
Si la novela Jane Eyre de Charlote Bronte sigue teniendo tantos admiradores, a pesar de ser un melodrama, es porque además de estar muy bien escrita, presenta una figura femenina llena de integridad moral, prototipo de virtud según los cánones de la época, e incluso de los actuales. Es un personaje tan potente que atraviesa la novela y la mantiene. Representa, que duda cabe, una clase social instruida que levanta la cabeza delante de quien la contrata. Otro tipo....
Carmen Heras
