Últimamente parece que tengo poderes, no se rían que es cierto, pienso en alguien o en algo y de alguna manera me encuentro con esa persona o aparece ese algo. ¿De quién se trata esta vez? De Sánchez, el incombustible Pedro Sánchez. ¡Ha vuelto! ¡Ha aparecido! ¡No se ha ido! Ya estaba preocupada, sí; hace unos días conversaba con mi madre sobre política, entre lo nuestro y lo de EE. UU. tenemos para charlar mucho, pero no sé cómo siempre cerramos la conversación con nuestro político de cabecera. Comentábamos lo que seguro muchos estaban pensando, ¿dónde estará este hombre? Quién nos iba a decir que dos días después abriría la política nacional.
Sin duda Sánchez sí que sabe, pasa de todo y de todos, ¡ole ahí! Tanto es así que este fin de semana ha comenzado su “caravana” política, como si estuviera de campaña, eso, como. ¿Cuál es el fin? Claro, clarísimo, resurgir de sus cenizas. ¿Qué saldrá de todo esto?
Por lo visto ahora quiere ir recorriendo España, una especie de ronda de contactos en movimiento, como si hubiera ganado las elecciones y estuviera buscando apoyos para gobernar, a lo Rajoy, solo que el primero no ha ganado ni a las canicas y el segundo es ya Presidente del Gobierno de España, una sustancial diferencia.
¿Y para qué hace todo esto Sánchez? Por lo que ha contado quiere reorganizar el partido, no está contento con la situación de la formación, con los problemas internos y quiere escuchar a sus simpatizantes para el “nuevo PSOE”, ¿qué será eso?
A mí me da que lo que verdad quiere es darse un baño de masas, las multitudes le encantan y parece alimentarse de ellas, qué mejor manera que así.
Siendo realistas se ha quedado muy solo, él se lo ha buscado, claro, ha pasado de estar en un pedestal, convirtiéndose de la noche a la mañana en ese político joven y carismático que el socialismo necesita en España, a convertirse de la noche a la mañana también en un político quemado por la ambición y el poder.
¿Y ahora qué? De la noche a la mañana ha vuelto con su eterna sonrisa, con sus saludos, besos y abrazos, con sus gritos de aliento, con ese tono nada conciliador, o sí, con esos movimientos de brazos con los que parece abrazar a su legión de fans, jaleando hasta al último habitante del pueblo que visita para que le acompañe en su periplo por lo largo y ancho de la geografía española.
Creo que de poco, por no decir de nada, le va a servir este circo mediático que está montado, para muestra un botón y no son pocos los que ha ido perdiendo en el camino, lió a su partido de tal manera que si sigue habiendo elecciones cada ciertos meses cuando se dieran cuenta no tendrían representación.
Lo del no es no se ha visto que no, ¿quiere usted ahora otro no?
