A finales del siglo XIX el racista, xenófobo, misógino y trolero Sabino Arana, se inventó el nacionalismo vasco. Desde entonces los herederos de tan docto personaje se han dedicado a magnificar su legado, a enterrar lo inconveniente y a adecuar la historia a sus intereses políticos para justificar un secesionismo absurdo basado en mentiras y medias verdades.
Entre tantas patrañas adoctrinantes que emanan de las Ikastolas, la de los gudaris es una de las más curiosas por ser ejemplo de manipulación histórica y de exaltación de cualidades, que visto lo visto, brillan por su ausencia.
Gudaris, es el nombre que se les dio a los soldados vascos cuando, en los años treinta del pasado siglo XX, se creó el Ejército Vasco (Euzko Gudarostea) que dependía directamente del PNV y que luego se integró en el XIV Cuerpo dentro del Ejército Popular de la República. Aunque entre el PNV y los partidos que formaban el Frente Popular había claras divergencias ideológicas, los nacionalistas, mal que bien, aguantaron los primeros meses de la contienda. Sin embargo, a principios de 1937 y según avanzaban las tropas nacionales, a los dirigentes peneuvistas y a sus tropas les entró una especie de descomposición intestinal y optaron por “entregar la cuchara” a las fuerzas italianas mandadas por el Marqués Francesco Caballetí, firmando su rendición en Guriezo (Cantabria) en lo que se llamó el Pacto de Santoña (agosto 1937) y traicionando así a la República y al Ejército del Frente Popular. Esto por supuesto no lo cuentan en las ikastolas.
La fama de tan bizarros combatientes, radicalizados en el “albertzalismo”, ha llegado hasta nuestros días, manifestando su ardor guerrero especialmente en la segunda mitad del siglo XX y hasta nuestros días. Sus técnicas de combate se caracterizan por la felonía y la traición (“de raza le viene al galgo”) y así han utilizado con frecuencia la extorsión, el tiro en la nuca, la bomba lapa, las minas y todo tipo de explosivos, eso sí, activados a distancia. Durante más de cuarenta años han asesinado con la capucha puesta, y con la complicidad de algunos y la cobardía de otros.
Últimamente, acosados, reducidos y vencidos por las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado, estos valerosos adalides han cambiado sus tácticas y ahora se dedican a ir en manada y apalizar a cualquiera que tenga la osadía de frecuentar lo que ellos consideran su territorio. Naturalmente, estos ataques, como buenos gudaris que son, se realizan siempre que sean mayoría frente al “enemigo” en una proporción que no admita duda, pongamos veinte a uno y a ser posible con nocturnidad y alevosía. Luego niegan la mayor y buscan la complicidad de unos y el silencio cobarde de otros, vamos como siempre.
Parece mentira que un ser tan mediocre intelectualmente y tan mezquino moralmente como Sabino Arana, haya sido capaz de transmitir a una parte importante del pueblo vasco su mensaje de racismo, odio, rencor y cobardía. Pero más lamentable es que partidos democráticos se pongan del lado de esta pandilla de “euskal oiloa” (gallinas vascas) y que incluso se manifiesten apoyando a más de cuarenta “hijos de Sabino” que dieron una paliza a dos guardias civiles y a sus parejas a las puertas de un bar en un pueblo español de Navarra.
Algunos, interesadamente para sacar tajada secesionista, pretenden volver a tiempos de reciente memoria cuando la libertad de expresión y el estado de derecho no existían y miles de vascos tuvieron que dejar su tierra para salvar su vida. Por desgracia, en el País Vasco vuelven a haber demasiados cómplices y demasiados cobardes que hacen posible que los “VALIENTES GUDARIS” campen a sus anchas y agredan a traición a los que no se atreverían a hacerlo cara a cara.
DB
PD: Debe ser muy difícil para los socialistas extremeños, pertenecer al mismo partido que en el País Vasco y Navarra apoya a esa gentuza.
