La sociedad en la que vivimos se ha acostumbrado al todo vale, haga lo que haga está bien, diga lo que diga está bien. Asistimos día sí y día también a una serie de actos que no sé cómo pero al final acaban formando parte de nuestro vida cotidiana y no nos damos cuenta que asimilando como bueno y certero aquello que no lo es hacemos un flaco favor a nuestro entorno, a nosotros mismo y a las generaciones futuras.
Y de generaciones futuras quiero hablar hoy. El fin de semana pasado conocíamos a Adrián, un pequeño de ocho años que está viviendo lo que nadie tendría que vivir y menos un niños, el cáncer. Como cualquier niño de su edad tiene deseos, mira al futuro como muchos de los adultos tendríamos que hacerlo, sin pensar en lo que hora está viviendo, sin agarrarse a una enfermedad pero si aferrándose a un mañana. Y dentro de ese mañana Adrián tiene su objetivo, su fin, su pasión, quiere ser torero. ¿Y por qué no? Hoy tiene ocho años y ya sabe de este mundo mucho más que los adultos pero, sobre todo, tiene ganas, y en su mirada puede verse.
El sábado salió por la puerta grande, la de su vida, a hombros de figuras del toreo que quisieron poner su granito de arena en este duro momento que está viviendo el pequeño. Para Adrián fue un sueño cumplido, para sus padres y los de muchos otros niños una mirada al futuro, el dinero recaudado va destinado a la Fundación de Oncohematología Infantil.
Por desgracia todo en esta vida tiene que verse empañado, momentos como éste en los que quiera ser torero, bombero o carpintero tendría que quedar en un segundo plano, ¡¿qué importa eso si lo que está en juego es la vida?!
Jugar con la vida es lo más ruin, rastrero, abyecto, despreciable, asqueroso, y todo lo que diga es poco, que se puede hacer. ¿Alguien ve normal que digan con esa banalidad y maldad “vas a morir”? No quiero pararme mucho en la frase porque les voy a ser sincera, me provoca la mayor de las arcadas que haya tenido en mi vida.
Adrián, no te conozco pero siento que sí, que te conozco a ti y a tus padres. Pequeño, solo quiero decirte que luches, que cuando estés malito y tengas pocas fuerzas para jugar mira las fotos con Vicente Ruiz "Soro", Enrique Ponce y compañía, recuerda esa primera puerta grande y piensa en cuando seas mayor, vistas de luces y abras tú tus propias puertas. A vosotros, papás, seguid en la lucha y, sobre todo, oídos sordos a los necios que como tales solo saben decir necedades, qué le vamos a pedir.
¿De verdad existen personas con tan poco corazón, mejor dicho sin corazón? ¿De verdad hay quienes piensan así, quienes ven en un niño enfermo la maldad? No se habrán mirado ellos, claro. ¿Qué mente enferma piensa algo así, qué mente calenturienta escribe algo así, quiénes se creen en el derecho de portar la espada de Damocles y ejecutar?
Quien piensa así y dice cosas como las que hemos leído en estos días solo tienen una cosa, que no tienen corazón. Pero los que estamos en el otro lado, por suerte sí lo tenemos, sí sabemos lo que es sentir de corazón y muchos hoy sentimos por Adrián. Y saben qué les digo, que si quiere ser torero que lo sea, que si quiere ser policía que lo sea, que si quiere ser maestro que lo sea, que sea lo que le dé la gana pero que sea algo porque así sí tendrá un futuro, el futuro de la vida.
