Bueno, bueno, bueno, ¿qué les decía yo? El patio está… A ver quién dice que se aburre porque el entretenimiento lo tenemos asegurado, el peliculón es tipo Titanic, de cuatro horas y más, y aunque sabemos el final permanecemos expectantes ante la pantalla. El problema es que la película no es tal, la realidad supera a la ficción y aunque es una frase hecha lleva todo la razón.
La situación en la que estamos inmersos no es sencilla, es más, diría que la complejidad llega a grado superlativo pero hay quienes piensan que sus problemas son mas gordos, lo más importantes de mundo y tienen que estar ahí, siendo los protagonistas, saliendo a escena los primeros y siendo los últimos en irse de las tablas.
¡Y vaya con el escenario! España. ¿Actos? Uno por partido más el principal. ¿Actores? Unos pocos porque aquí se suman cada día algunos más, eso sí, el protagonista el señor Sánchez, acompañado del enérgico y “bailarín” Iceta y algunos más que cada vez que salen en la tele sube el pan.
Pedro Sánchez se ha convertido en un gran actor, durante los dos años en los que ha ido forjando su carrera nacional ha ido cogiendo ciertos vicios que nada bien le han hecho y para muestra un botón, le han llevado al estrellato, vamos, a estrellarse.
Es tal el afán de protagonismo que ese joven político que llegó para quedarse, con la mayor de las energías posibles, con ganas de comerse el mundo, carismático, con don de palabra, con don de gente, que tanto se fue inflando que al final se desinfló. Una pena, y no lo digo con sarcasmo, porque al fin y al cabo la política en España tiene que ir renovándose y dando paso a los nuevas generaciones con más ganas que nunca y a Sánchez las ganas no le faltaban pero el poder le ha podido.
¿Hasta dónde le ha llevada el poder? Hasta su casa, escondiéndose en el coche, sin dejarse ver, sin hablar con la prensa dándose sus tradicionales baños de masa que tanta energía le daban. Pero no pasa nada porque sus fieles escuderos están ahí para dar la cara, que es lo que están haciendo y van a ir todos por el mismo camino, sino tiempo al tiempo.
¿Y qué pasa ahora con España? Estamos a cuatro de octubre, día de San Francisco (felicidades a los Franciscos y Franciscas), y cuando nos demos cuenta llegamos a final de mes y vuelta a empezar, así que celebremos hoy el santoral porque para pocas fiestas vamos a estar en unos días.
Las miradas se han dirigido a otra zona, Ferraz ha sido el punto central de España durante la pasada semana y lo seguirá siendo por tiempo indefinido visto lo visto, pero es que el verdadero lugar en el que tenían que estar todas las miradas es el Congreso de los Diputados, ¿y qué pasa? Pedro Sánchez está siendo el encargado de que sus compañeros de trabajo no trabajen para conseguir lo que todos ansiamos, que en España se pueda gobernar sin la coletilla de “en funciones”.
Señor Sánchez ya más que nunca échese a un lado, deje de opinar, deje de influir en las decisiones que los ahora responsables quieran tomar, deje trabajar por y para los españoles a sus compañeros políticos y deje de ser el perejil de todas las salsas que ya no “mola”.
