La expresión, “sin Gobierno”, señala una cierta anarquía, una comunidad en quiebra. “Una casa sin Gobierno”, anticipa al desastre familiar y organizativo. Con la negación, no surge el orden necesario. El Gobierno de la Nación, implica el “Sí” del compromiso, del proyecto comunitario, que es como el espíritu de la comunidad. Una Nación sin Gobierno, es como un cuerpo inerte, abandonado a su suerte.
A nivel nacional, si hay terceras elecciones, el diagnóstico es de desastre, de despilfarro. Y todo por el capricho antidemocrático, de que unos no dejen que gobiernen otros. No se busca el bien común, sino el interés ideológico y partidista, con el mayor desprecio a lo que necesita el pueblo, y proclaman los mismos que lo impiden.
La democracia, debería traer consigo la posibilidad de diálogo, sin imponer un programa a los demás, sino usar la pluralidad de contenidos, para aproximar posturas y las soluciones más adecuadas y posibles.
Cuando el “sí” y el “no”, se refieren a contenidos cuantificables, cabe el más y el menos. No se trata de algo indivisible, como puede ocurrir en lógica formal.
Entre el “sí” y el “no”, hay espacio para la negociación. La negación absoluta, solamente se da entre “el ser” y “la nada”. Es la negación radical y absoluta. “¿Qué parte del no, no se entiende?” La que no se explica, la dogmática y excluyente, cuando el contenido es compatible con las proporciones, y no excluye radicalmente al otro.
“El no, no, no”, más que una negación lógica, de una proposición por otra, parece un impulso visceral. No se puede despachar con un simple no, a una realidad tan plural, y tan amplia y divisible. ¿Con qué realidades o contenidos trabaja el Señor Sánchez?
Sin negar el derecho a nadie a mantener sus ideas, el problema es que se trata de una función instrumental del sujeto, que está representando el interés de la Nación, y no sólo el juego personal. No es sólo cuestión de su lógica interna, sino de la realidad con la que se juega, que pertenece al pueblo.
Sin duda alguna, el espacio para la negociación, existe. Lo que falta es voluntad política. Ni un partido es el conjunto de todos los males, ni otro el conjunto de todos los bienes. La Nación necesita un Gobierno de forma urgente, e impedirlo es un ataque irracional al conjunto de los españoles.
Los mantras resultan ya repulsivos. Suponen un desprecio a la inteligencia de los ciudadanos, que pagan el teatro y los juegos verbales. Si en circunstancias similares, en los Países democráticos, la negociación es posible ¿qué ocurre en España, para que haya un bloqueo irracional?
Da la sensación de que el Señor Sánchez o sus consejeros, están jugando con realidades indivisibles y excluyentes, en lugar de contenidos cuantificables, en que EL MAS Y EL MENOS, hacen posible cualquier acuerdo.