En el Parque del Príncipe de Cáceres, ha florecido el “pan y quesillo”, esas plantas de flores amarillas, que suelen ser discretas. Han crecido como pequeños arbustos y lo llenan todo, como si la primavera se hubiera volcado y extasiado en ese rincón, cubriéndolo todo de amarillo y verde, y amarillo y amarillo...
A la entrada, antes del aparcamiento de Saponi, una de las mejores cosas que nos dejó el antiguo alcalde, es una selva de flores que nos alegran a los conductores, desde las primeras horas del día. Es como una aparición que despierta la sensibilidad y el amor a esa naturaleza silvestre que llega como una sorpresa, como una caricia suave, del campo a la ciudad.
¿Por qué lo llamarán “pan y quesillo? Pienso, en otras asociaciones, como el pan y cebolla, pan y aceitunas, para la merendilla, pan y tomate, y otros nombres que daba el pueblo a las cosas corrientes. El “pan y quesillo”, otros dicen “pan y quesito”, es humilde como los “pardales”, que están en todas partes, en que les dejan un hueco.
La impresión eufórica de esta mañana, la he disfrutado algunas veces camino de Badajoz, por la carretera vieja, aún sin ser autovía. Algunas parcelas nos emborrachaban de color, según pasábamos y daban ganas de bajarse del coche y quedarse, retozando…, arriba el sol, y abajo la alfombra de colores y olores naturales, no adulterados, ni manipulados.
Extremadura está desparramada en verde, amarillo, morado, y todos los colores de la flora silvestre. Además del cerezo en flor, en Extremadura florecen entre otras, las escobas amarillas y blancas y la jara, el tomillo. El olor “incorrupto” de la jara, del “hinojo”, y del tomillo, embriagan. “Jabón de jara” y colonia de tomillo, hinojos… Naturaleza pura que sigue viva y se defiende sola, e invita a quedarse. En estas fechas Extremadura se hace tierna, acogedora, “embaucadora”, paradisiaca, “pecadora”, mostrando impúdica todos sus encantos.
La naturaleza es el patrimonio más puro y admirable de Extremadura, en la que no florece la industria, ni los polos de desarrollo, ni las grandes inversiones, ni el trabajo, ni..ni..ni…. ¡”Pan y quesillo”!. Al menos pan, era lo que el pueblo pedía el año del hambre. Pan y lo que sea, pero al menos pan, primero pan... Pienso en los que no tienen ni suelo acogedor para pisar y está Extremadura grande...
“El sabio se sustentaba de unas hierbas que cogía”, pero la gente necesita también trabajo. Hoy sueño en amarillo, en primavera, al lado mismo del asfalto. Pan, pan y quesillo, y que florezca la industria, el trabajo... TRABAJO. Pan y suelo amigo para todos, también para los de fuera. ¡Quédate! Cabemos todos y se vive bien, también con poco...
