La justicia es lo más urgente. Los que piensan, suelen tender a la abstracción, a hablar de los principios como la gran autopista del pensamiento. Pero la realidad no es abstracta, sino concreta. El hombre tampoco es universal, sino concreto, de “carne y hueso”, con nombre propio y sus necesidades más urgentes, ligadas a la supervivencia.
Aunque la justicia, la libertad, y todos los derechos, nazcan en el mismo huerto, la que “florece” primero, y presenta sus credenciales de urgencia, es la justicia. Los demás derechos, aunque teóricamente sean simultáneos, en la sala de urgencia se presenta primero la justicia, el derecho a comer, a la supervivencia.
En las prioridades humanas, lo más inmediato y urgente, es la justicia. Cuando se reclaman otros derechos y libertades, es que el hombre ha pasado, o está a punto de superar el umbral del hambre.
Las libertades reclamadas socialmente, son un fruto más tardío, más elaborado. La libertad es como el “postre” de la justicia, su culminación. En teoría, la justicia y la libertad deberían ser simultáneas, pero la justicia es prioritaria por la urgencia vital. Es quizás por eso, por lo que la justicia la percibe y exige, en primer lugar, el pueblo llano.
El mundo, la tierra, el pan, el agua, el aire, deben ser para todos. “Mi padre me ha dejado el sol y las estrellas”. “No da mi corazón para abarcar mi herencia”. Herencia universal, pero herencia para todos, y para cada uno.
Un notario gallego decía, que en toda su vida profesional, sólo había conocido a tres familias que no se habían peleado por el reparto de la herencia. Este problema parece que es general. El egoísmo, los modos prácticos de repartirla, lo hace a veces más complejo. Pero lo que debe salvarse, es que no haya “desheredados”. Todos tenemos derecho a la vida, en este mundo “de todos”. Desde el derecho a comer, a progresar como personas, hasta los derechos más sofisticados.
La especulación, el mayor lucro, el lujo, deberían supeditarse al pan para todos, a las necesidades primarias, al hambre. Esa justicia vital de supervivencia, debe prevalecer a los derechos menos urgentes y menos necesarios.
Parece que el pueblo y algunas organizaciones, han comprendido este mensaje del derecho a comer, a la salud, a que el mundo sirva para que vivamos todos, como: Caritas, Manos Unidas, Médicos sin Frontera, y otras muchas. Hemos heredado el mundo, el problema es ver cómo nos organizamos para que llegue a todos. La libertad no puede impedir la justicia, ni la justicia la libertad. Hay que atender primero lo que no puede esperar. Pan, techo, y suelo amigo que pisar, sin barro ni frio…
