Seguimos desgranando nuestro proyecto de contar con vosotros, con vuestras aportaciones. Hoy quizás me salga un pelín del guión pero es lo que hay.
Uno de los más importantes y acuciantes problemas a los que nos enfrentamos hoy es doble. Por un lado el envejecimiento de la población y por otro el abandono de los pueblos y el aumento de la población en las ciudades.
Nuestros pueblos están llenos de mayores con pensiones de miseria y sin jóvenes que cuiden de ellos. La famosas ayudas a la dependencia se quedaron en eso en famosas, pero por un minuto de gloria.
Nuestras ciudades se van llenando de los que no que tienen oportunidad de emigrar. Jóvenes y no tan jóvenes con una magnífica, pero mejorable educación, pagada por todos nosotros pero de la que el provecho lo sacan alemanes, ingleses, norteamericanos...en tanto los que quedan aquí, sin la capacidad de cambiar ni tan siquiera mínimamente el sistema semiesclavista que te contrata por un salario de miseria por cuatro horas pero trabajas doce, se hacinan en barrios marginales o comparten pisos alquilados por habitaciones cuando no emplean el dicho marinero de “la cama caliente”.
Esa es la situación. Así de cruda y real. Pregunten a sus familiares cuanto cuesta alquilar un piso en Madrid, en Barcelona, Bilbao… ¡Hasta los balcones se alquilan!
En tanto los viejos, los mayores, solos y semi abandonados en sus pueblos. Pueblos donde se abandonan tierras fértiles, donde si hubiese población suficiente habría una economía sostenible y más aún si la basamos en la economía circular y reciclable, pero no nacen críos y vivimos más, bastante más.
Las grandes y medianas ciudades tendrán que renunciar a alguna industria, a alguna ayuda en favor de las poblaciones pequeñas y saldrán ganando las dos. ¿Como? Por un lado. Los grandes tendrán menor incidencia en los servicios básicos con lo que aumentará la calidad de los mismos y los otros, los pequeños, tendrán población suficiente como para poder ofertarles unos servicios básicos de calidad.
Pero seguimos con un problema poblacional importante. ¿Quién va a cuidar de nuestros mayores?
¿Quién va a trabajar nuestros campos? ¿Quién repoblará de niños nuestras escuelas?
La respuesta es bien sencilla, están ahí, por miles, por millares, en las fronteras de Europa y no les dejamos pasar. Están pasando hambre, frío, enfermedades, los necesitamos, pero ahí están en las fronteras de la rica y vieja Europa.
Y de seguro que esta no la van a olvidar fácilmente si no les dejamos pasar y los acogemos, aunque sólo sea por puro egoísmo.
