La corriente regionalista debe ser entendida en términos de análisis de costes, y esto se ha puesto de manifiesto y plasmado en un claro ejemplo con la negociación de los presupuestos generales del Estado. Hemos visto como un diputado que representan a las Islas Canarias, ha conseguido más que el propio gobierno de las Islas y esto desde un punto de vista de costes, es más productivo, más barato y más efectivo, lo que se traduce en beneficios para la región a la que representa
Pero el regionalismo debe unirse, debe depurarse y actualizarse, debe convertirse en un instrumento moderno, eficaz y negociador, cuyo objetivo fundamental sea la representatividad en “los grandes estadios”.
Los regionalismos, sus partidos y partidarios han ido preocupándose más del contrario que de sus planes de región, de enarbolar la bandera de su tierra olvidándose de su tierra, de elevar hasta el absurdo una lucha acabada hace décadas, en construir una realidad paralela donde se mueven con soltura pero que pocos entienden, ni siquiera los que nos consideramos regionalistas.
La inversión de futuro no será una realidad si no hay una unión sin personalismos, sin compromisos y con una hoja de ruta neutral, que se aleje de los extremos y que sea una respuesta útil para la mayoría de los votantes.
El regionalismo, sus partidos y dirigentes no deberían pensar en modo político sino como economistas e inversores, de la cultura que potencie el arraigo y de la economía que genere riqueza, que apoye a todos los sectores, agrícola, industrial y de servicios…
El regionalismo como inversión de futuro es lo único que no se ha planteado el regionalismo de región, ese que actualmente tenemos, ese que en posesión de su verdad absoluta no ve mas allá de su realidad, errónea en muchísimas ocasiones, que no ve mas allá de su pequeñísimos feudos, donde no se vota ni a siglas ni a programas, sino a una persona. De este modo, se falla en los cimientos, porque el mensaje no llega a la mayoría y a los que llega, les llega una idea residual y desfasada
Solo un regionalismo unido, que se aparte de las luchas de bandos (izquierdas, derechas y extremos), será un regionalismo que pueda aportar soluciones de futuro para su región, porque tendrá capacidad de atraer votos, tendrá posibilidad de ocupar sillón en Madrid y tendrá capacidad de negociación para atraer inversiones de todo tipo, que al fin y al cabo es lo que provoca desarrollo
Hay que cambiar la forma de hacer política porque hay que negociar en nombre de todos y para todos. Sin poder ni posibilidad de negociar no hay desarrollo económico ni inversiones, le pese a quien le pese, esta es la nueva política.
Bienvenidos al futuro, ¿Quién se apunta?