El cheque-bebé es el nombre que por el que se conocen coloquialmente las ayudas directas que reciben las familias por nacimiento, adopción o acogimiento. Se trata de una subvención económica directa cuya cuantía y requisitos de acceso han ido variando desde que el gobierno de Zapatero la puso en marcha allá por el 2007 y que retomó en el ámbito regional Monago en 2013.
¿Por qué es una trampa? La primera razón, porque se plantea como una medida aislada que juega con las necesidades de las familias. Ya lo recoge el refranero: “A nadie le amarga un dulce”, salvo que en el cheque-bebé el dulzor es demasiado breve. Por eso, una medida como esta tiene poco impacto para el fomento de la natalidad si no va acompañada de otras que la apoye de manera continuada en el tiempo, como empleos dignos, estables y no discriminatorios, la despenalización de la maternidad en el ámbito laboral, los servicios públicos de atención a la infancia o una nueva configuración de permisos de maternidad y paternidad. Estos son solo algunos ejemplos.
La segunda razón pivota en el tipo de política que pretende aplicar un gobierno para aumentar la población. Aunque un análisis detallado correspondería a una persona especialista en demografía, parece obligado abordar el problema del envejecimiento de la población desde parámetros más amplios y no solo desde la recuperación de la fecundidad. Pero si ésta es la vía elegida, habría que analizar los múltiples factores que están causando la baja natalidad e incidir en ellos. Siguiendo con los ejemplos, además de los expresados, incrementar las oportunidades de empleo de las mujeres en las zonas rurales es el primer paso para que las personas construyan proyectos de vida, a la vez que se evita el despoblamiento.
La tercera, y quizás la de mayor calado ideológico, es el papel social de mujeres y varones. Con medidas como el cheque se mantiene la idea de que la conciliación es cosa de mujeres, cuando uno de los objetivos de las políticas de igualdad de género, de las que hace gala el gobierno regional, es la corresponsabilidad, es decir, que los varones sean igualmente responsables del cuidado de los hijos e hijas y de las tareas del hogar. Y para que esto cambie se necesitan políticas educativas y de sensibilización que promuevan un cambio cultural en el rol asignado socialmente a mujeres y varones.
Comisiones Obreras se ha opuesto al cheque-bebé como medida aislada y lo ha expresado con gobiernos de distinto signo político Lo sorprendente es que el actual Gobierno de la Junta de Extremadura apruebe este tipo de ayuda y que lo haga al más puro estilo Monago. Resulta cuanto menos curioso tirar de hemeroteca para recordar las reacciones del actual Gobierno regional (entonces en la oposición), al cheque-bebé propuesto por el PP es su etapa de gobierno regional.
Pero es que además resulta un contrasentido que el Gobierno de Vara apruebe una medida fuera del ámbito de concertación social cuando se tiene comprometido con los agentes sociales y económicos la negociación de un Plan o Estrategia de Conciliación.
Sería recomendable que un presidente que ha mostrado tanta sensibilidad, voluntad y decisión política para la aplicar la paridad en su Gobierno a pesar de las resistencias internas y externas, dejara las políticas efectistas cuando de igualdad entre mujeres y hombres se trata.
