Hace unos días me topé con un papel conteniendo una serie de reglas o recomendaciones para estudiantes. Estaba colocado, sin firmar, en el tablón de anuncios de una de las aulas en las que doy clase. Investigué un poco y descubrí que recogía los consejos que daba el empresario multimillonario Bill Gates a los estudiantes americanos (una especie de Tabla de la Ley para jóvenes emprendedores). Lamentablemente, de todas esas recomendaciones no encontré ni una que no me pareciera falsa, vulgar y contraria a todo lo que creo que debe ser la educación. Así que, junto a esa lista dispuse otra, titulada “Recomendaciones para no ser como Bill Gates”. Les expongo las dos, para que juzguen ustedes mismos.
Regla 1 de Bill Gates: La vida no es justa, acostúmbrate a ello.
Regla alternativa: La vida no es justa, pero puede y debe serlo. Solo los ignorantes o los injustos insisten en la necesidad de la injusticia.
Regla 2 de Bill Gates: Al mundo no le importará tu autoestima. El mundo esperará que logres algo, independientemente de que te sientas bien o no contigo mismo.
Regla alternativa: Si los logros que espera el mundo de ti tienen que ser a costa de tu amor propio, tu conciencia o tus principios, entonces ese mundo es demasiado inmundo. ¡Hay que cambiarlo!
Regla 3 de Bill Gates: No ganarás cinco mil dólares mensuales justo después de haber salido de la preparatoria y no serás un vicepresidente hasta que con tu esfuerzo te hayas ganado ambos logros. Regla alternativa: Probablemente nunca serás vicepresidente de tu empresa ni ganarás cinco mil euros mensuales (además de esfuerzo, te harían falta dinero, suerte o, quizás, cierta falta de escrúpulos). Pero alégrate: una vida digna y feliz no tiene necesariamente que ver con todo eso.
Regla 4 de Bill Gates: Si piensas que tu profesor es duro, espera a que tengas un jefe. Ese sí que no tendrá vocación de enseñanza ni la paciencia requerida.
Regla alternativa: Si tu profesor es como un sargento de marines, es probable que crea que la vida es como una guerra, y que nadie actúa por amor o vocación, sino por miedo a las balas o por ansia de medallas, y que siempre tendrás un jefe (incluso tú mismo) para clavártelas en el corazón (las balas o las medallas). Ten paciencia con ese profesor, olvídalo y sigue tu camino.
Regla 5 de Bill Gates: Dedicarse a voltear hamburguesas no te quita dignidad. Tus abuelos tenían una palabra diferente para describirlo; le llamaban “oportunidad”.
Regla alternativa: Trabajar sin una necesidad real y en una tarea repetitiva no es ninguna oportunidad para nada que tenga que ver con ser un ser humano (a lo sumo sirve para irte más veces de compras o para creer, con luterano afán, que el trabajo santifica – el remunerado, claro –).
Regla 6 de Bill Gates: Si metes la pata, no es culpa de tus padres. Así que no lloriquees por tus errores, aprende de ellos.
Regla alternativa: Meter la pata no es voluntad de nadie. Y aprender de los errores debería serlo de todos. También de quienes se han hecho cargo de tu educación y que, tras tantos años, no han logrado evitar que “metas la pata” (tal vez porque educar sea algo muy difícil, y no porque tú seas un “desastre sin remedio”).
Regla 7 de Bill Gates. Antes de que nacieras, tus padres no eran tan aburridos como son ahora. Ellos empezaron a serlo por pagar tus cuentas, limpiar tu ropa y escucharte hablar acerca de la nueva onda en la que estabas. Así que antes de emprender tu lucha por las selvas vírgenes contaminadas por la generación de tus padres, inicia el camino limpiando las cosas de tu propia vida, empezando por tu habitación.
Regla alternativa: Ningún padre o madre competente te culparía de la mediocridad de su propia vida, ni consideraría que cuidarte o escucharte es motivo de aburrimiento, ni se molestaría porque sueñes con un mundo distinto de este que (penoso y a duras penas) te dejamos ocupar, ni dejaría de sentirse orgulloso de que te intereses por el medio ambiente... Pero si ese es el caso, plantéate mejorar las cosas de tu propia vida, empezando por tus padres.
Regla 8 de Bill Gates. En la escuela puede haberse eliminado la diferencia entre ganadores y perdedores, pero en la vida real no. En algunas escuelas ya no se pierden años lectivos y te dan las oportunidades que necesites para encontrar la respuesta correcta en tus exámenes y para que tus tareas sean cada vez más fáciles. Eso no tiene ninguna semejanza con la vida real.
Regla alternativa: En la vida real mucha gente prefiere vivir bajo otras leyes que las de la selva. Tal vez sean unos pobres ingenuos, o tal vez crean que las personas somos algo más (y mejor) que una horda de “perdedores” y “ganadores” en pos de una abultada cuenta en el banco.
Regla 9 de Bill Gates. La vida no se divide en semestres. No tendrás vacaciones de verano largas en lugares lejanos y muy pocos jefes se interesarán en ayudarte a que te encuentres a ti mismo. Todo esto tendrás que hacerlo en tu tiempo libre.
Regla alternativa: Si el trabajo (eso a lo que dedicas la mayor parte de tu tiempo) no te resulta gozoso ni te ayuda a encontrarte a ti mismo, entonces... te está costando la vida. Piensa si no te convendría emplear tu tiempo libre en construir un mundo en que vivir y trabajar no sean cosas opuestas.
Regla 10 de Bill Gates. La televisión no es la vida diaria. En la vida cotidiana, la gente de verdad tiene que salir del café de la película para irse a trabajar.
Regla alternativa: La gente que vive de verdad (no la que se cree cualquier película) procurará tener un trabajo que le permita tomar café, ver buen cine, y no quedarse dormido con el “sueño americano”.
Regla 11 de Bill Gates. Sé amable con los "nerds" (los más aplicados de tu clase). Existen muchas probabilidades de que termines trabajando para uno de ellos.
Regla alternativa: Sé amable con la gente, independientemente de quien vaya a trabajar para quien; y no creas, como el pobre (rico) de Bill Gates, que la gente (incluso la más aplicada) es así de rencorosa...