Fallece el historiador y profesor extremeño Fernando Serrano Mangas
19 de Enero | 22:54
Redacción
El profesor Fernando Serrano Mangas ha fallecido en Cáceres. Era doctor en Historia por la Universidad de Sevilla y profesor de la Universidad de Extremadura en la capital cacereña.
Fernando Serrano era una autoridad de primera línea internacional en la llamada Carrera de las Indias, el recorrido que hacían los navíos que traían el oro desde América. Al estudio de ese aspecto de la colonización americana, a investigar la construcción y el aparejo de las naves, así como los naufragios que sufrieron, dedicó su tesis doctoral y otras investigaciones que quedaron reflejadas en algunos de los libros que publicó.
No menos importante y, desde luego, tanto o más espectacular que sus estudios sobre América, es su obra 'El secreto de los Peñaranda', fruto de una investigación que le llevó a aclarar en todos sus extremos a quién pertenecieron el ejemplar inédito de El Lazarillo y los demás textos que integran la Biblioteca de Barcarrota, que se descubrieron emparedados en una tapia de una casa de la localidad.
Natural de Salvaleón, población que dista siete kilómetros de Barcarrota, Fernando Serrano realizó sus estudios de Bachillerato en este último municipio, en el que siempre fue muy apreciado y al que le hizo el gran 'favor' de desentrañar el enigma que envolvía a El Lazarillo, a La Oración de la Emparedada y a los demás textos escondidos en una tapia, cuando los mayores expertos españoles en las ediciones de la obra cumbre de la picaresca ya habían desistido de investigar las andanzas de esas publicaciones.
La vida le dice adiós a Fernando Serrano cuando el profesor extremeño estaba en la cima de su capacidad docente e investigadora. Antes de que se le declarase la enfermedad, había empezado a trabajar en un libro sobre el descubridor Hernando de Soto, otro personaje lleno de misterio, y el mundo judaico que tanta importanica tuvo en Extremadura en los siglos XVI y XVII.
Precisamente fueron sus investigaciones sobre la población judía del sur de la región en esa época de la historia lo que le llevó a descubrir la existencia del médico judío, de Llerena, Francisco de Peñaranda y sus conexiones con Alaejos, en Valladolid, donde residía un discípulo suyo que, con total seguridad, le proporcionó el singular ejemplar sobre las aventuras de Lázaro y que Francisco de Peñaranda ocultó en la tapia antes de refugiarse en Portugal huyendo de la persecución a la que se veía sometido.
Fernando Serrano se encontraba en la sacristía de la iglesia de Santiago, en Barcarrota, revisando viejos legajos, cuando encontró el testamento de una mujer judía que hablaba de una casa de su propiedad situada en el Llano de la Virgen. El investigador se dio cuenta de que esa casa era el lugar en el que los libros de Barcarrota estuvieron emparedados 400 años. Y, sabiendo que entre los judíos las casas pasan de una generación a otra sin salir de la familia, la referencia a esa casa en un testamento le sirvió a Fernando Serrano para tirar del hilo de la historia y desvelar uno de los mayores misterios culturales registrados en las últimas décadas: los libros de Barcarrota.
Los textos que integran la Biblioteca de Barcarrota fueron adquiridos por el Gobierno regional, durante uno de los últimos mandatos del presidente Rodríguez Ibarra, y se encuentran depositados actualmente en la Biblioteca General de Extremadura, en Badajoz, constituyendo su principal tesoro bibliográfico, por el enorme valor de El Lazarillo de Barcarrota.
Además de un investigador muy capaz, de un escritor prolófico y con muy buena prosa y de un divulgador eficaz, Fernando Serrano fue una persona de enorme generosidad intelectual y personal, como demuestra el hecho de que le donase a la Biblioteca de Extremadura un ejemplar de la edición príncipe del 'Romancero del Mío Cid' que había llegado a sus manos.
El funeral por Fernando Serrano Mangas, fallecido a los 60 años de edad, fue oficiado en la tarde del martes 20 de enero en la parroquia de su pueblo, Salvaleón, al que siempre le tuvo un enorme cariño. El templo estaba lleno de paisanos, amigos, condiscípulos y personas de la cultura, como la directora de la Editora Regional, Rosa Lencero, y el director de la Biblioteca de Extremadura, Joaquín González Manzanares. También asistió el novelista, y exdirector de la mencionada biblioteca, Justo Vila.
Fernando Serrano descansa ya en el cementerio de su pueblo, al que llegó cuando caía la tarde y arreciaba el frío, acompañado por su esposa, sus hijas, otros familiares y numerosos paisanos y amigos. Será difícil olvidarle.
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