No somos esas imágenes de las mujeres que algunos se han encargado de proyectar en los medios sobre nosotras, las mujeres. Sí, en los mismos medios donde, a día de hoy, podemos informarnos cómo llevar un matrimonio o leer sobre las llamadas “cosas de mujeres”. Y dígame usted, ¿cuáles son?
Permíteme contestarle antes de escuchar cualquier atrocidad:
Tenemos inquietudes y nos interesa la actualidad.
Consideramos la salud, el cuidado personal y la belleza básicos en nuestro diario. Pero disculpe, no nos propongan imágenes y cánones de belleza deseados por ustedes.
Somos libres y, tenemos la capacidad suficiente para elegir con quién queremos disfrutar de esa libertad, al igual que del amor y del sexo. No soy tuya. No somos vuestras.
Nos gusta la moda y las tendencias. Por eso seguiremos luchando para que la brecha salarial, el techo de cristal, la tasa rosa, la violencia de género y el trabajo no remunerado salgan de nuestros armarios para no volver a vestirlos más.
Por eso basta. Imponer modelos de conductas femeninos ya está pasado de moda. No nos representéis más como se ha hecho hasta ahora.
Porque no somos ni adornos ni adquisiciones. Tenemos inteligencia, personalidad e identidad. Que os quede claro: no somos reclamos sexuales para la satisfacción masculina.
No somos un premio, ni vuestro triunfo. No pertenecemos a vosotros. No somos productos de consumo que cualquiera puede elegir en un catálogo. Cambien sus hábitos de compra.
No somos vuestras rivales ni vuestra sombra. La vergüenza y la rabia por vivir en una sociedad donde imperan las diferencias de género, diferencias sociales y diferencias laborales pueden palparse en cada paso que damos.
No somos meras trabajadoras. Somos triunfadoras profesionales. Tenemos talento y nuestro puesto no es gracias a nuestro atractivo personal, sino porque somos tan válidas como vosotros para desempeñar un trabajo.
Somos más que un cuerpo. Tenemos poder, formación e inteligencia para desempeñar cualquier tarea. Vamos a fijarnos más en el interior y ver más allá de lo que el patriarcado se empeña que veamos.
Somos más que las manos que hacen de comer y que la atención que prestamos a las necesidades familiares. Y no os confundáis, nuestra misión no se centra en satisfaceros.
Por eso basta. Basta de mujeres de portadas. Basta de manuales que nos impongan cómo ser mujer o cómo comportarnos en la sociedad. No cuestionéis nuestro talento, ni nuestra independencia, ni nuestra forma de ver la vida.
Y lo decimos hoy alto y claro. Porque no somos invisibles. Y sí, mujeres teníamos que ser. Mujeres con aspiraciones, sueños e ilusiones. Y claro que seguiremos luchando por nuestros derechos, por borrar estereotipos y por prestigiar el feminismo. Pero sobre todo, para que todos los días sean 8 de marzo.
