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MIS MARTES AL SOL

Juan Leandro Romero, un vignerón que cultiva y elabora su vino

2 de Mayo | 12:29
Juan Leandro Romero, un vignerón que cultiva y elabora su vino
Le salieron los dientes en la viña y en la pequeña bodega de su padre. Lleva toda su vida vinculado al vino y al mundillo que le rodea. Estudió el bachillerato e hizo la selectividad, sabiendo que su opción por la viña y el vino estaba tomada desde hacía mucho tiempo y la experiencia adquirida en el pago familiar es el mejor máster que un joven extremeño podía hacer en su época.

Su amor y curiosidad por todo lo relacionado con la naturaleza le llevó a fijarse en la agricultura ecológica, que era casi lo mismo que había venido realizando con su padre: cultivo de viña en secano, con aperos tradicionales y productos sanitarios preventivos “sin química sintética”, azufre y cobre (caldo bordelés) y abonado con estiércol. Su acoplamiento a este modelo le venía dado, ya que era, en realidad, la agricultura tradicional que el había practicado.

Hace veinte años que su padre empezó a “dejarle el mando” e inició el “papeleo” con la administración y en cuanto pudo, empezó a sacar sus primeros vinos en ecológico, jugando básicamente con las tres variedades autóctonas con las que había trabajado; Eva-beba, la gran uva blanca de su entorno, Tempranillo, uva excepcional de este país, y la garnacha (común y tintorera), cada día más valorada en Extremadura, después de pasar un tiempo de maldición, abandono y menosprecio.

En uno de sus viajes descubrió un vino y una cepa de la que se enamoró, de difícil escritura y peor pronunciación, la Gewürztraminer, muy aromática, y consiguió planta para poner una hectárea, que se adaptó bien a su viña (a pesar de venir de climas más fríos) y que emplea como monovarietal y como mezcla en pequeña proporción en la elaboración del espumoso con la Eva.

SUS VINOS ECOLÓGICOS tintos se basan en las variedades tempranillo y garnacha, de los que hace un tinto joven, un crianza y un rosado.

En los blancos elabora unas 1000 botellas del Gewürz (así la dicen los ingleses) y 2000 de Eva. Y por último está el espumoso (por una pequeña distancia con la D.O. no puede llamarse Cava, aunque para mi lo sea). De este hará este año 3000 botellas, casi en su totalidad de Eva y un poquito de Gewürz. En esta especialidad va creciendo poco a poco ya que exige un inmovilizado más alto y después hay que “venderlo y cobrarlo”.

Por último hace una especialidad de “vino sin sulfitos”(añadidos), de unas 500 botellas de garnacha (80% y tempranillo 20 %) que tiene cada vez más demanda, pero en el que hay que ir despacio porque es un vino delicado.

EN SUS VINOS CONVENCIONALES (no ecológicos) hace tres especialidades: Crianza, Reserva y Gran Reserva. Estos últimos solo en las añadas que lo permiten, ya que tardan al menos cinco años en salir al mercado y tiene un precio de 17 euros en Bodega.

SU GRAN PROYECTO PARA UN FUTURO PRÓXIMO.

Juan Leandro no quiere desvelar todavía los nombres y datos básicos de este proyecto hasta tanto lo tenga bien amarrado. Digamos que el emblema de nuestro VIGNERÓN (así llaman los franceses al que cultiva y elabora su propio vino) van a ser LAS TINAJAS DE BARRO, revestidas de pez, cera y otras materias usadas antiguamente. (Pude probar algunos de ellos y me impresionaron muy gratamente).

En tinajas de 300, 1000 y 1500 litros, irá elaborando estos vinos progresivamente.

Algunos países han descubiertos la bondad de volver a estas viejas técnicas de elaboracion y están ayudando con sus encargos a salir de la crisis a esta una pequeña industria del barro que estaba amenazada de muerte.

No les puedo contar más, solo dejar esta puerta abierta a lo que nos vaya mostrando este artesano del vino, que quiere revolucionarlo con cuatro o cinco tipos, elaborados como lo hacían los antiguos bodegueros.

Nuestro amigo se queja de la distribución que existe en este sector, que manejan caprichosamente unas cuantas empresas, no siempre con criterios solventes de calidad. Ellos establecen modas y tendencias, y algunos de nuestros mejores vinos extremeños siguen siendo desconocidos en los mercados de nuestra propia tierra. Por tanto, a los pequeños cultivadores y elaboradores nos toca “tirar el penalti e ir al remate”. Lo cual supone une esfuerzo descomunal, como pueden imaginar.

Afortunadamente esto de las Redes Sociales e internet es un invento que puede cambiar mucho el panorama. Los pequeños, que no podemos permitirnos una publicidad pagada como la que exigen muchos medios de comunicación, podemos encontrar en ellas una herramienta eficaz para dar a conocer nuestros productos, sus formas de cultivo y elaboración, y hasta hacerlos llegar a los consumidores que nos lo piden directamente.

Quedamos emplazados a una nueva visita en la próxima vendimia (a ver que novedades nos cuenta), no sin recomendarle una vez más que aumente la producción de su CAVA (perdón espumoso) Eva-Veva, ya que están reconociendo en muchas partes que es extraordinario, pero que se agota todos los años enseguida.

Seguiré invitando a los “Saraos Gastronómicos” que organizo a Juan Leandro, a los que suele asistir siempre que puede. El próximo será La Fiesta del Cabrito, el 26 de Mayo en la comarca de La Sierra de Gata.


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