La tarea de emprender no hay que limitarla solo al que emprende un negocio o crea una empresa. Pienso que también es aplicable a personas que desde el campo de la ciencia o la técnica promueven iniciativas que mejoren la gestión de lo público, o de lo privado, y ayuden a otras personas a descubrir o emprender iniciativas enraizadas en el medio en el que viven en línea con la defensa de los recursos locales que interesen a cada zona, que sean innovadoras y que a la vez recuperen lo mejor de sus tradiciones.
Fernando Pulido es un hombre de ciencia (tengan la curiosidad de ver su obra publicada), es un profesor vocacional, y un promotor de proyectos (junto a otros miembros de su equipo), más preocupado porque éstos sean de utilidad a los habitantes del medio rural en el que se mueven y a las Administraciones, que por almacenar publicaciones teóricas destinadas a engordar su curriculum, que es lo que suele caracterizar a muchos de los profesores y técnicos de la Universidad.
Reconocido como uno de los expertos en el conocimiento de la Dehesa y el Monte en el suroeste español, hace tiempo que viene estudiando la degradación progresiva de ambos ecosistemas y la necesidad de cambiar la política realizada en ellos; en el caso de la dehesa por la sobrecarga ganadera que soporta, con unas rentas y empleo muy bajo, y por una caza muchas veces esquilmante, como practicamente únicas actividades a realizar en ellas que impiden su regeneración; en el caso del Monte, por la invasión de una política forestal basada en grandes superficies de especies combustibles, como el pino, que han expulsado a los habitantes de esos territorios, y es la culpable de los grandes incendios forestales que asolan zonas extensas de este país y de Extremadura en concreto.
Conocedor del territorio, que recorre desde muy joven, hace tiempo que intenta junto a otros, convencer a Las Administraciones de la necesidad de cambiar las políticas agroganaderas y forestales al tiempo que se apoya en las personas que las sufren buscando soluciones alternativas a ellas. Hace unos años crearon INDEHESA, que se preocupa de la investigación básica y aplicada, de señalar caminos para la producción múltiple, conservación, innovación y formación avanzada. Es un instrumento de ámbito internacional que sirve para dar información a los ciudadanos y a las Administraciones (grandes desconocedoras de este ecosistema) y para hacer sugerencias a propietarios, gobernantes y público interesado, sobre las grandes potencialidades que encierran las fincas adehesadas a la hora de aprovechar sus múltiples productos y aprovechamientos, y crear empleo.
Otra de las aportaciones profesionales de Fernando Pulido al conocimiento y dinamización de las zonas rurales extremeñas está siendo el Proyecto MOSAICO. A raíz de los últimos grandes fuegos de hace dos años, principalmente en la Sierra de Gata, se firmó un convenio entre la Junta de Extremadura y la Universidad extremeña para cambiar la política forestal y agroganadera de los pueblos de Sierra, que ha dado lugar a que surjan más de cien iniciativas de desarrollo de los pequeños emprendedores de estas zonas. La enorme burocracia existente y el poder que tienen ciertos funcionarios está suponiendo un freno al desarrollo de muchas de ellas. Sin embargo, parece que se van abriendo espacios para hacer compatible la repoblación forestal diversificada, la actividad agroganadera y las pequeñas industrias artesanas. También para el modelo de “producción ecológica”, que pueden suponer una avance importante en la creación de nuevos empleos y fijación de la población en esos pueblos. El eco regional, nacional e internacional que está teniendo el Proyecto MOSAICO, abre una puerta esperanzadora para ir cambiando el modelo de invasión de los grandes pinares, en espacios que habían sido condenados a la despoblación y emigración de sus gentes.
Si tenemos en cuenta las limitaciones que encuentran hoy muchos emprendedores a la hora de llevar adelante sus iniciativas, el que haya investigadores que se atreven a señalar nuevas vías de desarrollo y además se comprometan en la tarea de sacarlas adelante, haciendo de mediadores entre ellos y las Administraciones, es un salto cualitativo importante. Planificar programas de desarrollo, con la participación directa de los afectados por los problemas, es algo a lo que no nos tenían acostumbrados los estudios teóricos de los técnicos y expertos de la Universidad. Ni tampoco los funcionarios y técnicos de la Administración, algunos de los cuáles se creen los únicos capacitados para realizar esos planes y para decidir “desde arriba” los recursos económicos destinados a ellos.
Creo que en Extremadura tenemos afortunadamente algunos expertos en desarrollo rural, energías renovables, agroalimentación, turismo, etc. que son piezas básicas a la hora de favorecer un “emprendimiento de abajo a arriba”, que debe ser aprovechado por los responsables políticos y por los empresarios y autónomos que saben bien lo que necesitan. Prescindir de ellos por la presión del enorme aparato de funcionarios, empleados públicos y asesores contratados, a veces, por la via del amiguismo y el clientelismo, sería una visión torpe y suicida, en una Comunidad Autónoma que tiene los graves problemas de la nuestra.
He traído hoy a esta columna de MIS MARTES AL SOL a Fernando, al que conozco desde que era estudiante y se recorría el territorio de las dehesas y los montes, y escribía su primer libro: “Andar por el Monfragüe”. Hoy, después de un cuarto de siglo, tiene publicada una obra importante. Y al conocimiento científico y técnico, une el conocimiento popular de quien sabe que por encima de academicismos y vanidades teóricas, está el saber de las gentes de los pueblos, que emigran porque no pueden hacer en ellos lo que su cultura popular y sentido del riesgo les aconsejan. Unir a la Universidad con la sociedad es una de las tareas más urgentes que tiene Extremadura. Si esto se hace, además, desarrollando propuestas para los emprendedores locales el acierto no puede ser mayor. Me alegra que la Administración actual haya contado con Fernando Pulido para proyectar nuevos modelos de gestión en la dehesa y en el monte, y me entristece que la absurda burocracia existente esté retrasando la realización de las acciones que se derivan de sus propuestas, cuando hay mucha gente que quiere ponerlas en marcha cuanto antes.
