El segador

Cuando ya entraba el final de la primavera y el principio del verano, se formaban cuadrillas de hombres y también en algunas ocasiones mujeres en los distintos pueblos para trabajar en la campaña de la siega.

La siega consistía segar los cereales; para ello se utilizaba herramientas llamadas hoz. Estás cuadrillas solían trabajar a veces a muy largas distancias, en el lugar donde vivían por eso en esa época se podía ver largas filas de hombres montados en burros.

El viaje, dependiendo de la distancia, podía durar un día o dos o más, por eso a veces pasaban la noche en alguna cuneta de la carretera y en sus serones, además de llevar su herramienta solían llevar algo de comer, alguna botella de vino y algunas mudas.

Una vez que llegaban a su destino se preraban para la siega. Solían proteger los tres dedos inferiores de la mano izquierda con una caperuza de cuero llamada tetilla y estaba sujeta a la muñequera con el fin de protegerse de los cortes.

Otras veces, se ponían un penacho sobre el pecho para que no le rozaran las espigas de esta manera estos hombres se agachaban y empezaban su labor.

Mientras iban segando hacían haces que ponían de pie para evitar que la humedad de la mañana hiciera germinar la simiente. Luego cuando iba concluyendo la siega se recogían los haces y se llevaba a la era un lugar que estaba diseñado para separar el grano de la paja. Pero por supuesto este sistema de trabajo decayó con el progreso por eso hoy lo traemos para que el lector conozca otro oficio más de nuestros ancestros.