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Felicidades, excelentísimo Sr. Alcalde

23 de Febrero | 11:43
Felicidades, excelentísimo Sr. Alcalde
Y cómo no, he de mostrar mi admiración y felicitar a Don Javier Fragoso, Excelentísimo Sr. Alcalde de Badajoz, después de la exitosa jornada carnavalesca de la pasada semana, aun con retraso. He de felicitar a su equipo de gobierno local, al séquito de concejales. Buena parte de la población badajocense se muestra agradecida, como yo lo estoy, incluyendo el Casco Antiguo, con este Ayuntamiento envidiable y tan dispuesto a mejorar anualmente los eventos, fiestas y jolgorios, no vaya a ser que quedemos atrás en la juerga con respecto a otras ciudades y provincias…

Le felicito, en primer lugar, por su acertada contratación para el Pregón que da el pistoletazo de salida al Carnaval de Badajoz. El afamado Carlos Latre, más que visto en los programas de televisión, de los más importantes emuladores y showman harto conocido. Es de mérito haber contado con su presencia en esa fiesta botellera, perdón, no sé cómo mencionarla… ¿Relevante? Sobre todo habiendo aceptado una reducción del precio por su actuación, muy bajo para su elevado caché: 10.000 euros. Vamos, que nos ha hecho una rebaja por la cuesta de enero y nosotros sin habérselo agradecido lo suficiente. ¡10.000 euros! Le felicito, Sr. Alcalde, supongo.

Ahora bien, puesto que la cartera está generosa en soltar esos duros para que un espécimen se coloque en su balaustrada todopoderosa para soltar imbecilidades, perdón, ¡genialidades!, imitar, cantar y todo lo que hizo, siendo escuchado por despreocupados ciudadanos que abajo, sitiando la Plaza de España, lo ovacionaban, ¿no le parece equiparable y de justicia destinar esa sobrada cantidad para requerimientos callejeros, y muchos de ellos siguen reclamándose aún? ¿No cree, con todos mis respetos, que muchas de las aceras de su idolatrada ciudad necesitan un repaso exhaustivo porque, sin exagerar, atentan contra la seguridad, de, por ejemplo, personas mayores que temen pisarlas? ¿No cree necesario, con todos mis respetos, destinar cantidades semejantes, o más elevadas, para mantenimiento de parques y jardines que, en esta ciudad vandálica, sufren la desidia de este Badajoz indiferente y fantasmagórico?

Pienso, francamente, que un mejor pregón para una fiesta tan sentida como vosotros la denomináis, y tan familiar y estupideces del estilo, lo daría uno de los tantos mendigos populares que ocupan una esquina de la ciudad, a diario. Si se da usted una vueltecilla por las calles, verá la cantidad de manos que sobresalen de las paredes de los edificios pidiendo una limosna. Y no solo eso, sino aquellos que se dedican a hacer el indio gracias a la cabeza ida por, todos sabemos por qué… alcohol, litronas de cerveza, y, en los peores casos, drogas. Podría acordarse, por ejemplo, del celebérrimo “Pirulo” y “Caramelo”, su can y fiel amigo. Creo que una perorata más divertida y descomunal podría haber protagonizado como punto de partida del Carnaval, si es que esa pleitesía con la que lo adornáis es en verdad cierta. En ocasiones me invade la incertidumbre, ya que para la mayoría la presencia de esos entes callejeros, como el profeta de Badajoz que canta, cita al Apocalipsis, y toca las castañuelas agarrado a su libreta y transportando su mochila; es signo de la bohemia de un barrio como es el Casco Antiguo, y ustedes, querido Ayuntamiento, consentís su presencia, digo yo que será por algo… A lo mejor la hipocresía cae por su propio peso, como viene siendo habitual. Le felicito, Sr. Alcalde, supongo. 

También extiendo mi loa a sus dotadísimos oídos para la escucha, ya que veo que por el arco de cierta parte indecible por no ser grosero se han pasado los ruegos y súplicas de vecinos que éramos representados por las Asociaciones de Vecinos del Casco Antiguo. Como es normal, y debido a su cualidad de políticos, para mitigar el ruido que afecta al sistema nervioso de los habitantes del citado barrio, ustedes han ampliado el horario de bares y de barras libres durante los cinco días del Carnaval, perteneciendo esto a su lógica, por supuesto. Como también es normal, se trata de celebrar una fiesta en el Casco Antiguo para que sus residentes huyan al exilio, se marchen, cojan sus bártulos, e incluso empareden sus locales con tal de no ser afectados por esa magnífica fiesta que es el Carnaval. Supongo que consiste en una ineludible cita para que en la Plaza de España, punto central, se reúnan todos los barrios de la ciudad menos el del Casco Antiguo –siguiendo la lógica de la política de este Ayuntamiento al que sigo felicitando entusiasmado-. Todo vale en esos días de despiporre. Todo vale porque es lógico –siguiendo con la matemática de la situación- consentir la marcha de los vecinos y el amanecer del día siguiente: calles pegajosas, cristales rotos que como el camalote que tan bien han solucionado, querido Ayuntamiento, se extienden por el enlosado del barrio; vomitonas en las esquinas bañadas de orines y excrementos –no de perros, más limpios estos animales que los mismos animales que dicen ¡Viva el Carnaval!, a las tantas de la madrugada, con el vaso en la mano y demostrando su envidiada inteligencia-. Todo vale. Pero le sigo felicitando, Excelentísimo Sr. Alcalde. Yo, y todos los demás vecinos del muy citado barrio, también, supongo. Pero, estimado don Javier, reconsidere lo del pregonero, sería un buen homenaje para los grandes artistas del vidrio, desdentados y beodos que hacen único a nuestro barrio, y amenas nuestras rutinas. Además, muchos de ellos, a cambio de amenizar el Pregón, se conforman con un bocata de chorizo. Me gustaría saber la reacción de esa gente ansiosa y tan conectada sentimentalmente con el Carnaval si la misma cantidad destinada a Latre se invirtiera en algo diferente… ¡Se manifestarían frente a su Ayuntamiento, como mínimo…! 

Solo decirle una cosa, deje de llamar Carnaval a lo que no lo es, deje de llamar de tantísimas formas al abanico de eventos que se enraízan en el Casco Antiguo. Y comience a ser más específico en los términos, por favor. Empiece a decir: Macrobotellón número 1 del año tal, Macrobotellón 2 del año cual… Porque, si no lo han comprobado, de eso se trata, a fin de cuentas, y ello lo sufrimos quienes pedimos un poco más de respeto y de transigencia ante nuestro derecho a vivir, que es extrapolable a todos los demás barrios: dormir, estar cómodos en nuestro entorno, marcharnos solo de vacaciones, y no movernos por nuestras calles con la nariz tapada y las náuseas inevitables. 

En último lugar, le propongo que, vista la muchedumbre que ensalza los eventos de la ciudad, y más este Carnaval cuyo desfile es crucial e imprescindible; y dada su acrisolada estima, debería existir una rotación barrial de fiestas: el año que viene celebrar el Carnaval, por ejemplo, en Valdepasillas; al siguiente en Urbanización Guadiana; al otro en San Fernando, etcétera, etcétera. Con esta medida muchos otros serán los afortunados que verán turbias sus calles, vomitadas sus aceras, y hechas sus maletas cuando el chunda chunda sea el gallo que cante al alba, y el ¡Carnaval, te quiero!, el grito del afilador a las doce del mediodía ebrio como el borracho habitual tan denostado en los días normales. 

Pero le felicito, Don Javier Fragoso, Excelentísimo Sr. Alcalde, y a su concejal o concejala de Inurbanismo, al concejal o concejala de Incultura, al concejal o concejala del Macrobotellón y al portavoz o portavoza de su Ayuntamiento. Con todo mi cariño. Felicidades.


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