Quiero empezar esta columna dejando claro que como ciudadano aplaudo esta iniciativa que el Presidente Guillermo F. Vara ha propuesto a toda la sociedad extremeña, expresada en un modelo de desarrollo basado en una economía que está en las antípodas del que hasta hoy se practica en nuestra tierra, en nuestro País y en gran parte de eso que llaman mundo civilizado. El tema es de una complejidad extraordinaria, pero estoy seguro de que provocará un debate interesante en muchos niveles y estratos sociales. Aunque este debate llegue tarde, cuando muchos de los estragos ambientales perpetrados son difíciles de reparar, es de agradecer la controversia que puede generar entre sectores políticos que suelen estar a la greña, sin profundizar en las cosas realmente importantes para la sociedad a la que dicen representar, o entre otros sectores de la sociedad civil, poco acostumbrados a que les consulte sobre las cosas realmente importantes. Si es verdad eso de que las palabras acaban comprometiendo bienvenida sea esa propuesta, aunque esté por ver hasta dónde pueda llegar.
La economía circular es un concepto económico interrelacionado con la sostenibilidad, palabra que todo el mundo usa ya, y que lo mismo vale para un roto que para un descosido. Productos, residuos, materiales, agua, energía, etc. están en la preocupación de las distintas corrientes de economía verde o ecológica que circulan por todas partes. Sin embargo, el debate conceptual, con ser interesante, tendrá sus ámbitos de desarrollo; pero lo que realmente importa será cómo va a definirse e instrumentarse ese programa de desarrollo que se anuncia, que es el que dotará de contenido a una propuesta insólita que tendrá que centrarse en temas como la dehesa, pasando de tópicos y concretando; el monte, atacando al fuego de verdad y cambiando los sistemas de gestión en los pueblos; el turismo de naturaleza y cultura; y todo lo relacionado con la agricultura, ganadería y alimentación, sin olvidarnos de las energías renovables y de todo lo concerniente al tratamiento de residuos y el reciclaje. Es tanto lo que hay que hacer que tendrán que formularse las propuestas por etapas. Etapas bien concretadas y precisadas que ataquen cada meta en profundidad, en lugar de muchas acciones superficiales y que no lleguen a la solución definitiva, poco pero bueno más que mucho pero corto. Todo ello dará lugar a polémicas entre sectores con intereses contrapuestos y saltarán los enfrentamientos en cuanto se concreten las medidas que, no siempre serán porque las medidas no sean conciliables, sino por la enorme incultura medioambiental que nos rodea. También porque hay sectores que intentan enfrentar medioambiente y empleo y no se han dado cuenta de que éste es uno de los grandes retos que tenemos hoy.
Para que esta propuesta se abra paso será importante que se establezca un equilibrio entre política y economía, entre la Administración y los distintos sectores sociales. Que un productor de ibérico a gran escala esté equipado para repartir y reciclar los purines, abonando orgánicamente grandes superficies de cereales y praderas, es una forma concreta de mejora ambiental. Que la Administración pague puntualmente y bien a los afectados por daños de algunas especies protegidas o por el sacrificio involuntario de su ganado, sería la forma justa de hacer que los agricultores colaboraran con las políticas ambientales. Que se premiara el empleo agroalimentario y de todo tipo, sin una burocracia asfixiante haría que los empresarios y autónomos creyeran algo más en la Administración. Que se busque algún tipo de acuerdo entre la parte denunciante y la denunciada en el caso de la Isla de Valdecañas, tal vez sea posible. Que se prorrogue otra vez la CN de Almaraz es absolutamente incompatible con un futuro verde para Extremadura.
Lo interesante ahora será ver como se planifican e instrumentan esas propuestas, y cómo y con quiénes se plantean esos debates para ver si la apuesta es seria y si hay voluntad de sacarla adelante por encima de las palabras. Que haya buena disposición al diálogo sin posturas cerriles por parte de los distintos interlocutores, sin entrar en reproches sobre lo que hiciste o no hiciste, o si esto ya lo propuse yo, tampoco estaría mal. Que la Administración, que ha cometido muchos y grandes errores tuviera una actitud humilde y participativa en sus propuestas de diálogo, igualmente ayudaría mucho a que éste llegara a buen fin.
En conclusión: bienvenida esta iniciativa Presidente; verde, circular o ecológica, lo importante es que cambie el modelo y genere empleo. Y ya es hora de que algunos se enteren que una buena política ambiental es la mejor herramienta para ello. Estaremos atentos para ir dejando constancia de nuestra opinión a lo largo de su desarrollo.
