DE PARTE DE UN CRONOPIO
Don't cry for my
| | 28 de Marzo | 13:00
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VOY a despedirme por un ratito
de la vida de mi vida.
Voy a salirme de mí.
Voy a mirarme desde lejos.
Muy arriba. Muy alto.
Haré un repaso fugaz
de todo lo bueno
y todo lo mejor
que en promesas
me ofreciste
y hemos hecho posible
desde entonces disfrutando.
A un lado pondré lo que heredé.
Y justo al otro lado
catalogaré lo que te dejo y dejamos.
Tengo proyectado
pasar “una temporada en el infierno”
donde ofrecen masaje y sauna
por tiempo indefinido.
Baños de sol a fuego lento.
Martinis agitados sin hielo.
Y sorbetes hirviendo de café
descafeinados
a cualquier hora de esta eternidad
puntual a las cinco de la tarde
dueña de ti de mí y de nadie.
No sé cuándo ni dónde me encontraré
para que vengas a buscarme.
Lo que sí te aseguro
es que te estaré esperando
sin cita previa en cualquier parte.
Porque lo que tienen de bueno
los suicidios
tan inesperados
es que ponen la muerte
sin interés a plazo fijo
fácilmente reintegrables.
Tal vez me despida
la amistad de unos cuantos.
Número impar. Muy pocos.
Apenas un breve sortilegio de abrazos.
Para no molestar
ni tener que dar
muchas ni escuetas razones
de mi paso por aquí
casi siempre por no molestar
y sin malas intenciones
por mi parte.
Al fin y al cabo
lo que cuenta
es dejar testimonio
de que fue emocionante vivir.
La vida contigo siempre valió el doble.
Esa vida que cocinas
con sabor a cotidiana
tan dulce como bella
desde un día cualquiera
entre marzo y abril
hace tantas primaveras.
He aquí que me voy
sin lágrimas ni pañuelos.
Tal vez un jueves como aquél
sin sombras de nubes grises.
Y sin rastro alguno
de los tan presagiados aguaceros.
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