La Asamblea de Extremadura, institución nacida con la Democracia, no puede cobijar bajo su techo a quienes hacen apología de una dictadura totalitaria que segó la vida de miles de españoles y miles de extremeños, que persiguió, torturó y mató a quienes defendían las libertades y los derechos humanos y que durante cuarenta largos años nos atenazó y oprimió.
El Franquismo en nuestra tierra se impuso a fuego. Ríos de sangre extremeña corrieron por las calles de la capital pacense durante las matanzas en la plaza de Toros llevadas a cabo por el general rebelde Yagüe, desde entonces conocido como “el carnicero de Badajoz”.
El Franquismo en nuestra tierra encerró a las personas homosexuales en el penal de Badajoz, objeto en ese espantoso lugar de violaciones y palizas; rapó y violó a las mujeres que querían ser libres y despedazó a todos aquellos que soñaban con una España libre.
Que el diputado autonómico Juan Antonio Morales acudiera –dice él que a título personal– a una cena organizada por la Fundación Francisco Franco, y que en la misma fuera obsequiado con un premio por su defensa “de la memoria del caudillo”, según lo publicado por la propia asociación, es una aberración. Fue premiado él y otros dos alcaldes que han destacado por su incumplimiento de la Ley de Memoria Histórica, es decir, que han actuado al margen de la legislación. Se honra entonces a quienes hacen gala de su desprecio por las normas aprobadas por las instituciones democráticas y por los valores de una sociedad moderna.
¿Puede tener cabida semejante comportamiento en la Asamblea de Extremadura? Debe exigirse al Partido Popular que no sólo desautorice la infame actuación de su correligionario –cosa que hasta ahora no ha hecho– sino que exija su inmediata dimisión. Y debemos pedir al resto de parlamentarios que, con solemnidad, reprueben al diputado Morales y a su grupo Parlamentario si éste sigue amparando a quien hace apología del Franquismo.
La información publicada por el periodista Antonio Maestre en “La Marea” no puede quedar en una mera anécdota de las refriegas políticas, un asunto menor del que nos olvidaremos en unos días para seguir centrándonos en los asuntos triviales de cada semana. No podemos disculpar ni transigir con el desprecio a la memoria de las víctimas y la mofa de los derechos humanos.
Dice el diputado Morales que acudió “a título personal”. Una nueva ofensa. ¿Acaso la representación de la soberanía extremeña se ejerce por horas? Es el suyo un trabajo ¿de cuántas horas? ¿Tres? ¿Seis? ¿Ocho? ¿De 10 a 12 de la mañana? ¿Sólo cuando hay pleno o comisiones parlamentarias?.
Un diputado lo es durante 24 horas y mientras ostente su condición. 24 horas.
Y el diputado Morales es indigno de representar al pueblo y ser uno de los garantes de la Democracia. Por estas razones debe dimitir o ser rechazado por el conjunto de la cámara autonómica.
