Que España es un país sorprendente, creo que no le cabe duda a nadie y que los españoles tendemos a actuar con una cierta extravagancia ante asuntos fundamentales tampoco. Por eso, no debe sorprendernos que los papás y las mamás de los españolitos se hayan movilizado para defender a sus retoños del abuso que ejercen maestros y profesores imponiendo tareas a realizar fuera del horario escolar, vamos “LOS DEBERES”.
Desde que la progresista, igualitaria y revolucionaria LOGSE apostó por hacer del aprendizaje algo lúdico, festivo, motivador y , sobre todo, exento de todo esfuerzo y sacrificio – palabras éstas que fueron prescritas del currículum - , nuestros niños y jóvenes fueron cada vez más felices. Se acabó eso de repetir curso (excepto rarísimas excepciones). Podían llegar a cuarto de la ESO con 20 ó 30 asignaturas y obtener el título de secundaria con dos asignaturas suspensas que nunca tendrían que recuperar. Por supuesto, nada de traumatizar al personal con pequeñeces como las faltas de ortografía, la lectura comprensiva, la memorización, el cálculo (teniendo calculadora en el móvil), etc., eso sí, ordenador “a porrillo”, convirtiendo así una herramienta en un fin. Esta Ley había conseguido no sólo que la enseñanza fuera obligatoria hasta los 16, lo que es un gran logro, además que todos, de una forma u otra, llegaran al mismo sitio con distintos méritos. ¿Cómo?, pues muy fácil, bajando los niveles y consiguiendo que el profesorado, para evitarse problemas, pusiera un cinco donde antes ponía un dos. Igualar por abajo es una obsesión de los mediocres para que no se les vea el plumero.
Muchos papás y muchas mamás estaban encantadísimos, sus hijos pasaban de curso con la gorra y no había exámenes en septiembre por lo que no tenían que fastidiarse las vacaciones. Ya sólo faltaban dos cosas para que la felicidad fuera completa, que los maestros y profesores no pusieran deberes y acabar con la dichosa selectividad, que a pesar de que la aprobaban más de 90% de los alumnos, creaba una ansiedad a los pobres adolescentes muy por encima de la carga emocional que podían soportar. Pero todo llega, y aquellos alumnos que tuvieron la gran dicha de estrenar la LOGSE, son los papás y mamás del momento y están empeñados, muchos de ellos, en cerrar el círculo de la felicidad lectiva. Se acabaron los deberes y la selectividad, y eso de “la reválida” que se lo ate el gobierno a un dedo, y si hay que hacer huelga pues se hace, ¡faltaría más!, que mi niño tiene que tener tiempo para “guasapear”, “tuitear” y pillarse “la cogorcilla” semanal.
Dicen nuestros jóvenes en sus algaradas callejeras que “la rebalida” con “B” es franquista, yo que hice dos, la de cuarto y la de sexto, les garantizo que era con “V” y que, también con “V” existía en regímenes anteriores. Ésta debe ser hija de la LOGSE, de ahí la “B” de marras. Supongo que “los deveres” con “V” también serán franquistas, aunque yo los conocí con “B” y así se conocían ya cuando la Institución Libre de Enseñanza de Giner de los Ríos, pero lo mismo ocurre como con “B” de “la rebálida” serán “deveres” de la LOGSE.
Dice David Gelernter (profesor de Yale y uno de los grandes genios de la computación) que: “A los estudiantes les impondría un curso de humanidades antes de permitirles abrir un libro de informática”. Claro que no se refiere a los españoles, estén tranquilos.
