¡Sálvese quién pueda! ¡Cuidado que salpica! Y no voy a seguir porque sino… El caso es que por lo visto hay ciertos puntos de la capital española calientes, qué digo caliente, ardiendo que queman, son las ya conocidas como trincheras. Sí, sí, están leyendo bien, no me he vuelto loca, hay trincheras en Madrid, es más, sus puntos de localización están por Ferraz y algunos dicen que hasta en la Carrera de San Jerónimo, yo que ustedes, los que estén por allí, no pasaría, ¡qué digo no pasar! ¡Pasemos y opines! ¡Pasen y vean!
Esto no tiene desperdicio, pero vamos ni una miguita hay que dejar que se marche. Alucinada estoy, llevo ya varios meses así, no sé qué va a ser de mí como sigamos así. O sea, que dejo de escribir una temporada y cuando vuelvo la cosa está pizca más o menos y cuando decido sentarme delante del ordenador ocurre todo de golpe, ¡por favor, compasión que no doy abasto, soy una y los frente muchos!
Pues eso, los frentes son muchos y por eso alguno que otro ha decido atrincherarse no vaya a ser que le salpique, que ya le ha salpicado. Por si no saben quien es el susodicho yo se lo digo, Pedro Sánchez, mi amigo, ése del que escribo semana sí y…semana también, pues el mismo, pero es un secreto, nadie lo sabe, no vayan difundiéndolo que se enfada y como se enfade…se cose al sillón del Congreso y a ver quien es el guapo que lo levanta. ¡Un caos total!
Si en el país tenemos un caos de narices, en Ferraz están mareaditos; ayer empieza gente a “borrarse”, luego un comunicado que si lo que fulanita ha dicho no vale porque no lo ha dicho menganita, el otro callado esperando a que pase el chaparrón a ver si por casualidad todo pasa y que da en un mal sueño, y ya que estamos voy en coche que no quiero dar un “baño de masas”, a la primera no da dejan pasar del hall y la segunda no responde al teléfono y otros ni sabemos por dónde paran. ¡Qué caos! ¡Qué bochorno!
Dejándome de ironías el panorama que tenemos es flamenco. Estaba convencida, en su día, que no tendríamos segundas elecciones, que llegarían a un acuerdo por el bien común porque se supone que trabajan por todos y resulta ser que no es que haya habido dos elecciones, no, es que como nos descuidemos vamos a por las terceras y ahora sí que me pongo en lo más negativo, en diciembre volvemos a votar.
¿Y por qué? Por el egoísmo exacerbado de quien se creía el salvador de España y se ha convertido en el verdugo de propios y ajenos. Poco a poco, piedrita a piedrita durante dos años ha destruido un partido, a un histórico de nuestro de país, de aquellos a los que le debemos lo que hoy somos y, por desgracia, a ese partido, a su líder, también le debemos la que tenemos hoy encima.
A quién no le gusta la notoriedad, a quién no le gusta el reconocimiento, a quién no le gusta sentirse querido y admirado, a todos, en mayor o menor grado todos sentimos la necesidad del respaldo y apoyo de los demás pero también todos, en ciertos momentos de nuestras vidas sabes echarnos a un lado, sabemos cuando estorbamos y cuando tenemos que dar paso a quienes vienen detrás o a otros por mucho que nos duela y por muy diferentes que sean a nosotros. En este caso igual, ha sido tal el afán de protagonista y ego por las nubes del señor Sánchez que no ha sabido ver que sobraba.
Agradézcanle a su secretario general la que hay liada, a él las gracias por cargarse un partido que podía dar mucho más por España, a él las gracias por los resultados históricos que está consiguiendo allá por donde pasa, agradézcanle que en cada una de las urnas sean cada vez menos las papeletas con las históricas siglas. No duden en darle las gracias y pónganse a buen recauda porque aquí salpica a todos menos a él.
