19 de Abril. 07:13 horas
Facebook El Correo Extremadura Twitter El Correo Extremadura  
 
Últimas noticias de actualidad de Extremadura en El Correo de Extremadura
Ir a Inicio
 
Agricultura, Ganadería y Toros

El incendio de La Garganta de los Infiernos no está extinguido

23 de Septiembre | 13:48
El incendio de La Garganta de los Infiernos no está extinguido
•Continúa activo en el subsuelo y arrasa ahora un formidable archivo natural que contiene la información histórica de los últimos 10.000 años de la evolución del planeta.

•Las turberas, formadas a partir de la última glaciación, tienen una enorme importancia ambiental y almacenan datos históricos de la vegetación y el clima correspondientes al Holoceno.

El incendio forestal, que dio comienzo en el atardecer del día 18 de agosto pasado, estuvo ardiendo durante 10 días hasta que los medios de extinción lograron controlarlo. 23 días después de su comienzo, el 10 de septiembre, la Consejeria de Medio Ambiente declaró el incendio completamente extinguido.

Ahora sabemos que no ha sido así, lamentablemente. La definición que establece la Directriz Básica de Incendios Forestales, aprobada por el Real Decreto 893/2013, de 15 de noviembre (BOE número 293, de 7 de diciembre de 2013), para que un incendio forestal se considere extinguido tiene que darse la condición de que "ya no existen materiales en ignición en o dentro del perímetro del incendio, ni es posible la reproducción del mismo".

La Turbera del Hornillo está dentro del perímetro del incendio y lleva ardiendo 34 días. Explicamos en su día en que consiste un incendio de subsuelo, lo habitual que es en zonas de turberas y la posibilidad de que continúe ardiendo durante días, semanas e incluso hasta meses después de que el incendio de superficie se haya dado por apagado.

Las turberas son un tipo de humedal ácido en el que se ha ido acumulando materia orgánica en forma de turba. Son cuencas lacustres de origen glaciar repletas de material vegetal descompuesto o en descomposición.

Las turberas se formaron a partir de la última glaciación en zonas hasta entonces ocupadas por glaciares, por lo que contienen una valiosa información sobre la evolución de la vegetación, los cambios del clima y la acción humana sobre la vida del planeta. Constituyen un magnífico Archivo Histórico de los últimos 10.000 años de nuestra era, el Holoceno.

Las turberas son también un poderoso mecanismo de regulación frente al cambio climático, pues tienen una enorme capacidad de almacenar carbono, mayor aun que la biomasa forestal.

La mayoría de las turberas del mundo han acumulado turba a lo largo del Holoceno, aunque las hay más antiguas. El proceso de acumulación es constante en las turberas activas, que pueden acumular hasta 1 mm de turba por año, lo que implica la captación de carbono atmosférico, proceso opuesto al de las emisiones de gases de efecto invernadero.

Las turberas tienen también una gran capacidad para acumular agua en su interior, en lagunas interiores y en el microrrelieve. Retienen agua cuando hay excesos de precipitación y la transfieren lentamente a los sistemas de drenaje, mitigando las crecidas y aportando agua en épocas de déficit hídrico. Son pues un elemento formidable para combatir la erosión y la sequía.

El fuego en el interior de una turbera arde muy lentamente y no produce humo, como consecuencia de la ausencia de oxígeno. Empieza a producir humo cuando por cualquier razón sale al exterior o un animal cae, muriendo abrasado y haciendo una chimenea por la que, entonces sí, saldrá humo. Esto es, probablemente,lo que ha ocurrido en los últimos días y por eso el incendio emite señales de actividad.

Como no se vislumbra en las previsiones meteorológicas la posibilidad de lluvias abundantes inmediatas, la única posibilidad de combatir el incendio es inundando la turbera encendida, con el fin de evitar que se queme en su totalidad y el volumen de información que contiene se pierda para siempre.

Los responsables de la Consejeria de Medio Ambiente deben actuar con celeridad, declarando de nuevo el incendio activo, porque activo está. Y deben poner manos a la obra hasta lograr su total extinción. Lo más práctico sería trasladar e instalar la piscina portátil que tienen en la base de Jarandilla, con el fin de inundar la turbera de agua durante varios días consecutivos, realizando las catas y sondeos que los técnicos consideren necesarios.

Aunque, en un nuevo alarde de irresponsabilidad, también pueden considerar que 10.000 años de datos históricos sobre la evolución de nuestro clima y vegetación no son importantes y dejar arder la turbera hasta que llueva o desaparezca definitivamente y, con ella, toda la información histórica que contiene.



ElCorreoExtremadura.com | Todos los derechos reservados. Contacto - ¿Quiénes somos?
© EL CORREO EXTREMADURA
EN CUALQUIER CASO TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS:
La dirección de este medio, no se hace responsable de las opiniones vertidas por sus colaboradores en este periódico digital
Queda prohibida la reproducción, distribución, puesta a disposición, comunicación pública y utilización, total o parcial, de los contenidos de esta web, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización, incluyendo, en particular, su mera reproducción y/o puesta a disposición como resúmenes, reseñas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposición expresa.