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Salud
PSICOLOGEANDO

El efecto espectador

27 de Mayo | 13:02
El efecto espectador
La otra noche empezó a sonar la alarma de incendios del garaje donde tengo el coche. Al cabo de un buen rato decidí asomarme porque ya resultaba bastante molesta. Me encontré con algunos vecinos y conseguimos apagarla, ya que parecía ser una falsa alarma. El caso es que me dio por pensar cuánto tiempo tiene que sonar una alarma para que la gente de asome. Porque están para eso, para alarmar.

Lo que dice la teoría psicológica es que cuando hay más gente se diluye la responsabilidad y cuesta más dar el paso. Si estamos solos acudiremos antes y tenderemos más a ayudar a los demás. Esto se comprobó con unos famosos experimentos de la Universidad de Londrés, simulando situaciones en las que la gente necesitaba ayuda. Cuantas más personas había en la situación menos hacían por ayudar. Un experimento curioso es el que se hizo en la sala de espera de un dentista. Alguien hacía ruido y gritaba como si se hubiera caído de una silla en el despacho de al lado. Si sólo había una persona en la sala de espera, abría la puerta y preguntaba si había pasado algo. Si había varias personas ninguna se movía. Todas pensaban que si los demás no hacen nada por qué voy a hacerlo yo.

Los psicólogos sociales empezaron a interesarse por el fenómeno tras una noticia en 1968 sobre el apuñalamiento de una joven, Kitty Genovese. Parece que el agresor empezó a golpear a la víctima en una calle por la noche, y ante los gritos de ayuda un total de 38 vecinos se asomaron a las ventanas. El agresor se fue dejando moribunda a la joven, y volvió al cabo de diez minutos para rematarla. Finalmente la mató ante la mirada de muchos vecinos asomados a sus ventanas. Nadie llamó a la policía. Cuando después se les preguntó a los vecinos todos dijeron que pensaban que ya habría llamado alguien. El fenómeno provocó fuertes críticas en los medios de comunicación del momento por la pasividad de la sociedad.

Pero como se ha demostrado repetidas veces es algo habitual. Si nos paramos a pensar en las noticias que vemos diariamente, todos estamos teniendo una cierta pasividad con gente que necesita ayuda. Y en el fondo hay un sentimiento de responsabilidad diluida, alguien ya les estará ayudando, tienen que hacer algo, necesitan ayuda, etc. Hace unos días aparece otra noticia de un joven agredido cuando intentó detener a un hombre que estaba pegando a su pareja. Iban en un vagón de metro y había más personas, pero sólo ayudaron cuando ya el joven había tomado la iniciativa. Quizá le haya salvado la vida la chica, es de agradecer su gesto. Y debemos plantearnos que no hace falta esperar a ver qué pasa, tenemos que actuar. Porque no hacer nada es también hacer algo. Quizá si tomamos conciencia de que si vemos fuego tenemos que llamar a los bomberos sin suponer que no es asunto nuestro o que ya alguien habrá llamado, evitemos muchos incendios.

Y es que, como decía Einstein, el mundo no está en peligro por las malas personas sino por aquellas que permiten la maldad.



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