Cuando vivía en Estados Unidos me gustaba ir a una tienda que pertenecía a la cadena Barnes & Noble en Greensboro. Barnes & Nobles es algo así como la Casa del Libro en España.
Solía comer en El Carretón que era un restaurante mexicano al lado de la Universidad y me tomaba un par de Dos Equis.
La primera vez que llegué a la librería me sorprendieron dos apartados de gran tamaño en sus instalaciones. El primero apartado era de libros de telepredicadores de esos que piden a Dios y no dan ni a Cristo. Personas que sólo sacan dinero a sus pobres feligreses aprovechándose de que la gente está mal y deprimida.
Luego había un apartado de libros de autoayuda escritos por gurús. Que si los chakras esto, que si todos somos energía, que si todos estamos conectados y demás cosas por el estilo. Estos gurús mediante libros y cursos, se dedican a sacar el dinero a gente que está mal y deprimida también, pero que no cree en Dios en muchos casos.
Son, por decirlo de alguna forma, la versión laica de los telepredicadores.
Distinguimos dos tipos de gurús:
El primer grupo son esos que van vestidos en plan Hare Krishna y hablan como si se hubieran fumado Jamaica entera. Por supuesto no estoy hablando de Osho o Sai Baba.
Luego están esos que van vestidos de tipos serios y pseudocientífico, por supuesto no estoy hablando de Paulo Cohelo, Deepak Chopra.
Chesterton escribió una vez: “Lo malo de que los hombres hayan dejado de creer en Dios , no es que ya no crean en nada, sino que están dispuestos a creer en todo”.
No me gustan los libros de autoayuda que están llenos de frases facilonas que parecen sacadas de las galletas chinas de la suerte.
Si queremos saber algo de la condición humana siempre podemos leer a Shakespeare o Dostoyevski.
Si queremos consejos en determinadas situaciones podemos leer a Esopo.
Si queremos saber hacia dónde llevan los totalitarismos podemos leer a Orwell.
Si queremos saber cómo llevar una vida sencilla y plena ahí está El Principito de Saint-Supéry.
Y así con un montón de temas y autores clásicos.
Porque los grandes libros de autoayuda son los Clásicos de la Literatura y del Pensamiento. Los otros a los únicos que ayuda es económicamente a los que los escriben.