Situada entre la calle San Saturnino y la calle florencio de Ansoleaga, muy cerca de la calle Mayor, se encuentra la iglesia de San Cernín, iglesia famosa por albergar en su torre las campanas que dan inicio a las fiestas de San Fermín.
Sin embargo, no es ese, ni mucho menos, el principal atractivo de esta maravillosa iglesia gótica, enclavada en pleno Camino de Santiago y en el alma de Pamplona. Su interior nos sorprende con un peculiar y asombroso relieve, desconocido por muchos, admirado por otros pocos. Estamos hablando del caballero medieval de San Cernín.
En época medieval todo este entramado de callejuelas con sabor a historia formaba parte del conocido como Burgo de San Cernín. Este Burgo de San Cernín, era un pequeño barrio que surgió a las afueras de la Navarrería, barrio auspiciado por el obispo Pedro de Rada, y que fue reconocido Por Alfonso el Batallador en el año 1129, otorgándole el mismo fuero que a la ciudad de Jaca.
Por aquellas fechas parece ser que ya existía una pequeña basílica dedicada a San Saturnino. Todavía existía otra población más contigua a San Cernín, la Población de San Nicolás. Como no podía ser de otra forma, las tres poblaciones estaban bajo el mandato del obispo, y como no podía ser de otra forma, las tres poblaciones se llevaban a matar. Cosas que suelen pasar.
Debido a estas riñas y peleas entre vecindades, dos veces fue atacada la pequeña iglesia románica de San Cernín. En 1222 fue atacada por los de San Nicolás, y en 1276 por los de la Navarrería. No debió de quedar muy bien parada la iglesia después de este último ataque, ya que entre 1276 y 1277 comenzó a construirse otra nueva iglesia gótica, eso si, fortificada, sobre las ruinas de la anterior.
¿Que pruebas podemos aportar para ello?, Pues nada más y nada menos que el escudo de la clave de la bóveda inferior del seudocoro, donde Florencio Ansoleaga, arquitecto pamplonés y restaurador de San Cernín, pudo leer a principios del siglo pasado lo siguiente:
† DOMNUS: BERNARDUS: DEÇA : IUDEX: BURGI:
SANTI: SATURNINI: PANPILONENSIS: ME FECIT:
Es decir, “Don Bernardo de Eza, juez del Burgo de San Cernín de Pamplona, me hizo”. Así pues estudiando la cronología de Don Bernardo podemos asegurar que la fecha de construcción de la iglesia debió de estar comprendida entre 1276 y 1297.
Pero vayamos al tema que nos ocupa: el caballero de Cernín.
Este magnífico relieve se encuentra en la entrada a la Capilla de San Jorge. Tan solo el nombre de esta capilla ya es más que sugerente. San Jorge, general de los ejércitos cristianos, el perfecto paladín y patrón de la caballería. Con un tamaño sobrecogedor y sobre el arco de acceso a la capilla, este caballero bendecido por la mano de Dios parece cobrar vida. Que caballero tan perfecto.
Mucho se ha especulado sobre la identidad de este caballero. El propio San Jorge, Beltran Cruzat, cruzado navarro que al parecer participó en la primera cruzada, Teobaldo I llamado el Trovador, rey de Navarra y conde de Champaña y Brie, quién dirigió un ejército cruzado a Jerusalén en 1238, incluso el rey Sancho VII el Fuerte partiendo hacía la Batalla de las Navas de Tolosa han sido algunos de los personajes que han optado a darle identidad a tan magnífica imagen.
Sin embargo, son algunos más los que piensan, no sin razón, que puede tratarse del rey San Luis de Francia. Si nos fijamos en el cubrecabezas del caballo, podemos apreciar como este está tocado por varias flores de lis, algo por otro lado nada extraño, ya que por aquellas fechas San Cernín era barrio franco.
Aunque la gualdrapa del caballo no lleva ningún tipo de emblema, sí podemos distinguir la cruz en el escudo del caballero, al igual que en el estandarte que porta. Si a esto añadimos el Halo de santidad que podemos observar sobre su cabeza…¿por qué no pensar que efectivamente podría ser el monarca francés?. De hecho San Luis fue canonizado en 1296 por Bonifacio VIII, y Felipe IV el Hermoso, su nieto, reinaba en Navarra.
Lo cierto es que fuera quien fuera este guerrero que cabalga desde Oriente a Occidente, tocado, guiado, y bendecido por la mano de Dios, con su lanza en ristre y su escudo timbrado, no deja a nadie indiferente. Gracias por tan bella estampa caballero.
