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PSICOLOGEANDO

Los niños de hoy están muy consentidos

26 de Abril | 11:37
Los niños de hoy están muy consentidos
Escucho estupefacto los comentarios de unos tertulianos en un programa de Canal Extremadura sobre los niños de hoy. Y me pregunto qué sentido tiene pagar con dinero público ese tipo de afirmaciones tan pesimista sobre nuestros pequeños. No parecen expertos, más bien parece una conversación de abuelas aburridas en una mesa camilla, aunque tampoco haya a veces demasiada diferencia.

El caso es que pulula sobre el programa un halo de incomprensión actual sobre el comportamiento infantil, y un toque de culpabilidad a los mayores que “los consienten”. Y claro, las llamadas de teléfono de los espectadores confirman lo malos que son los niños, y se dicen cosas como “en mi época un niño ayudaba a su padre en el negocio y ahora te dirían que eres un explotador de menores”, mientras todos asienten con la cabeza como aquellos perritos que vivían en la bandeja del maletero de los coches.

Y cada vez que escucho cosas así me viene inevitable a la mente aquella famosa cita que dice: Los jóvenes de hoy son unos tiranos, contradicen a sus padres, devoran la comida y le faltan al respeto a sus maestros. Podría ser una frase de cualquier momento en cualquier parte del mundo, pero es de Sócrates (siglo IV antes de Cristo).

Porque siempre ha sido así, cada generación mira con desconfianza a la que viene detrás, con sus nuevas costumbres, sus nuevos valores, y se enroca en su posición para afirmar con rotundidad que cualquier tiempo pasado fue mejor. Es humano afirmar que lo mío es mejor que lo de los demás, mi pueblo es mejor, mi equipo es el mejor, mis valores son los mejores... pero no tiene por que ser cierto.

Porque esa sensación de que lo de antes era mejor es un espejismo. Fue mejor en algunas cosas, pero en general lo de ahora es mejor. Desplazarse en un burro es bonito, relajante y más cómodo que ir andando. Pero es mucho mejor ir en coche. Y hablar con cierta nostalgia de lo hermoso que era compartir la vida con un burro no significa que esa vida fuera mejor.

Los niños de antes eran así o eran asá,  y los de ahora son de otra manera. Claro. Y así seguirá siendo, porque estos niños de hoy algún día serán mayores y dirán de sus hijos o sus nietos las mismas cosas que ahora se dicen de ellos. Es lo que lleva pasando veinticuatro siglos, que sepamos.

Yo creo que los niños de hoy son mejores personas que los de antes, y el otro día lo discutía con una amiga que afirmaba rotundamente lo contrario. Aunque como todo comportamiento humano siempre se pueda (y se deba) mejorar. Para empezar están mucho más sanos, y eso es gracias a la sanidad moderna y no a la antigua. Hoy día es muy raro que muera un menor de alguna enfermedad y no hace mucho que era habitual. Y aunque los efectos de la crisis económica han mermado algo la salud de algunos menores, es evidente que en términos generales los niños de hoy son más saludables.

Y no es gracias a la moda de mal llamados productos naturales ni a la medicina tradicional china, es gracias a la medicina moderna (en China, como en todo el mundo, hasta hace poco los niños morían de manera habitual). Y también lo son gracias a determinados hábitos deportivos que antes no tenían. La variedad de actividades de ocio y tiempo libre es mucho mayor que antes, lo que además influye en su salud social, con más posibilidades para relacionarse que antes.

En los hogares hay en general una mayor armonía, prevaleciendo contextos cariñosos y afectivos frente a los estilos más autoritarios de antes. Hay más sonrisas en los hogares, y eso, lo mires por donde lo mires, es mejor. Tienen más oportunidades y mejores medios para desarrollar sus capacidades cognitivas e intelectuales, más juegos, más elaborados, más interacción con el medio y más inquietudes. Y además tienes valores diferentes, y este punto puede ser el más discutible.

Los valores de ahora son diferentes a los de antes, como ha pasado siempre. Unos pueden decir que son mejores y otros que son peores. Probablemente son mejores para quien los lleva, y son peores para quien tiene otros, claro. Pero yo diría que, por ejemplo, hay un mayor cariño y respeto hacia los animales que antes, y eso me parece bueno. Tienen mayor empatía hacia sus compañeros que antes, y eso me parece bueno. Tienen más conciencia social, no tiran los papeles al suelo como hacíamos nosotros, y se ponen casco para ir en bicicleta, y eso es bueno. Tienen más capacidad de resolver conflictos de manera amistosa, por eso hay muchas menos peleas que antes en los colegios, y eso me parece bueno. Y hacen cosas más interesantes, como aprender música, robótica o patinar, que sin duda es mejor que estar en la calle matando lagartijas. Miren la cantidad de niños apuntados a las escuelas de música y comparen con lo que había antes.

Claro que por el contrario, igual que viajar en coche en vez de en burro ha hecho que haya nuevos riesgos, también esta vida moderna tiene algunas pegas. Está aumentando la obesidad infantil, y para algunos hay un comportamiento un poco consentido en los menores. Esta sensación de que hacen lo que les da la gana es la más habitual. Pero yo no estoy de acuerdo. Los niños faltan menos a clase que antes, mucho menos. Pasan menos tiempo en la calle, que era tan bonito como ir en burro, pero que les permitía hacer lo que les daba la gana sin ningún tipo de control. Participan mucho más en actividades programadas, con un horario y unos hábitos, actividades en la que no hacen lo que les da la gana.

Hay una mejoría considerable en los hábitos de la comida y el dormir, por lo que podemos decir que en estos aspectos antes hacían más lo que les daba la gana. Criticamos a los padres que los llevan a muchas actividades y pasan poco tiempo con ellos. Cierto, pero no creo que hace algunos años hijos y padres pasaran más tiempo juntos, a no ser que fuera trabajando. Y sí, llevar a un niño a trabajar es explotación, y hoy es obligatorio estar en un centro educativo hasta los dieciséis, y antes no, y a mí me parece que es mejor para ellos.

Lo de la obesidad sí es preocupante, y hay que mejorarlo. Pero decir que los niños de hoy están más gordos es una frase simplista que no hace justicia a la mejora general de su salud. Lo de los límites es un tema difuso, porque yo nunca entiendo bien qué se quiere decir, pero en todo caso si unos padres creen que su niño está un poco desmadrado, habrá que buscar estrategias educativas para mejorarlo. Y hoy también tenemos muchas más posibilidades que antes, más y mejores profesionales, y padres y madres más motivados por la educación. Lo de que están más consentidos es cierto en algunos, que además se nota de momento. Pero uno no hace un ciento.

Y no podía faltar en el alarmismo infantil de algunos las referencias a las nuevas tecnologías. Hasta algunos supuestos expertos aparecen en los medios diciendo cosas como “antes de los tres años prohibida la tablet”, o “si quieres educar bien a tu hijo quítales el móvil y dale un palo”. Pero lo cierto es que no hay ningún estudio que diga que es más sano jugar con un palo que con una tablet. Y las investigaciones van más bien confirmando los beneficios de las tecnologías actuales.

Por ejemplo hace poco decíamos que los jóvenes no saben escribir bien porque acortan las palabras y usan emoticones en los chats. Pues parece que es al revés, que quienes utilizan ese lenguaje saben utilizar mejor el lenguaje habitual. Han aprendido otro idioma que utilizan en un determinado contexto, y eso es enriquecedor. Y cuando los mayores hemos empezado a hacerlo también hemos entendido que no era tan malo.

Y lo mejor es que los niños y las niñas de hoy tienen mucha más capacidad para relacionarse con el mundo. Porque gracias a esas tecnologías el mundo está más cerca. Y eso es bueno. Así que reclamo mayor justicia a la hora de hablar de los menores, y hablar más tiempo de las cosas buenas que de las malas. Porque ellos son el futuro. Y yo, como dijo Winston Churchill, soy optimista, porque no es útil ser otra cosa.



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