Se acerca el momento y una pregunta empieza a ser frecuente en la puerta de las guarderías, ¿a qué colegio vas a llevar a tu niño/a? Claro que esta duda es solamente para sitios donde hay más de un colegio, porque la mitad de la población extremeña vive en pueblos donde no se puede elegir porque no hay más. Vas al colegio que tienes, sea como sea.
Pero a medida que las poblaciones van creciendo en habitantes empiezan a aparecer diferentes opciones para escolarizar a los niños. Y ahora hay que iniciar los trámites con la correspondiente solicitud. Es un asunto de toma de decisiones, y si queremos hacerlo bien hay que planteárselo así, con tranquilidad y evaluando los pros y los contras. Porque de esa decisión van a depender muchas cosas que afectarán a los niños, y también a los padres y a la vida familiar en general.
De entre los comentarios que escucho me llama la atención especialmente las referencias que se hacen al “nivel académico del colegio”. Para muchos padres es lo más importante, incluso lo único importante. Pero yo siento discrepar, el nivel no es lo importante, y además tendríamos que definir qué es eso del “nivel”. ¿Aprender más conocimientos académicos? ¿Sacar mejores notas?
La primera cuestión importante a tener en cuenta es si queremos un colegio público o privado. Y en caso de ser privado si va a ser católico, que son la mayoría. Después habrá que pensar en la propuesta educativa del colegio, qué enseñan, cómo lo enseñan, quiénes lo enseñan, sin olvidar la parte extra, actividades complementarias, comedor, funcionamiento de la Ampa, etc. Y por último la cercanía o facilidad para llevar al niño al colegio.
Sin embargo encuentro en las conversaciones estas cuestiones invertidas, lo primero suele ser la cercanía, siempre que tenga un nivel aceptable de nivel educativo, claro. Porque a algunos colegios les han puesto un San Benito que no hay quien se lo quite. De hecho hasta te dan más puntos por ser de la zona, entendiendo así que no hay que elegir tanto, y que es bueno que estés cerca de tu casa (o de tu trabajo). Teniendo en cuenta la que se monta con los coches en la puerta de los colegios, quizá sea más sensato elegir colegio donde se pueda parar en la puerta o cerca de él, antes que la cercanía al domicilio. Porque aunque numerosos estudios recomiendan que los menores vayan andando al colegio, el desplazamiento sigue siendo mayoritariamente en vehículos.
Lo del nivel es algo también inquietante, porque claro, si existe tanta diferencia entre un colegio y otro alguien debería hacer algo al respecto. ¿O es que por nacer en un barrio (o en un pueblo) y no en otro no tengo derecho a la misma educación? Pero mientras eso ocurre, y para quienes pueden decidir, el famoso nivel puede ser algo a tener en cuenta pero no es tan importante. Un niño va a estar mucho tiempo en un colegio, aprendiendo, haciendo relaciones, divirtiéndose, frustrándose y evolucionando. El nivel de conocimiento más alto no garantiza ni más felicidad ni mejor aprendizaje de las habilidades básicas. Pero sí puede influir el nivel educativo general del colegio, su programación, su oferta de actividades, sus instalaciones, su asociación de madres y padres, el equipo de profesionales que tenga, etc.
Algunos progenitores también tienden a elegir un colegio que incluso toda la educación hasta el bachillerato. Así no tienen que cambiar luego. No entiendo bien esa preocupación por tener que cambiar a otro centro a los doce o a los dieciséis años. El cambio es bueno, te da otra perspectiva de las cosas, genera nuevas relaciones, mejora la capacidad de adaptación y de resolución de conflictos, y es una nueva oportunidad para elegir mejor en caso de que no estemos satisfechos del todo. Incluso creo que un colegio donde sólo se imparta infantil y primaria lo hará mejor porque estará más especializado, más centrado en educar a niños y no a adolescentes, que no es lo mismo.
Además los colegios elitistas en cuando a nivel de conocimientos no preparan mejor a los niños para la vida de adulta. Mas bien al contrario, los tienen durante todos los años de su desarrollo infantil metidos en una especie de burbuja social, y cuando salen a la vida de verdad se dan cuenta de que el mundo es diferente. Convivir con otros niños que tengan dificultades, de diferentes culturas, incluso considerados problemáticos, te prepara mejor para el futuro que relacionarte solamente con niños parecidos. La variedad es enriquecedora, el superar dificultades es enriquecedor, y el ayudar a otros a superarlas también. Esa es una buena enseñanza para nuestros hijos.
Así que si alguien tiene dudas que pregunte sobre la vida del colegio, que mire si los alumnos salen sonriendo por la puerta, que vean si el tablón de anuncios está plagado de carteles con actividades, que hable con la Ampa y con el equipo directivo, y después decida. Si es que puede decidir, y si no, como en tantas otras cosas, tendremos que adaptarnos, porque la educación de tu hijo no depende sólo del colegio. Como dice un proverbio africano, para educar a un niño hace falta la tribu entera.
Y en todo caso, dado que cada niño es un mundo, la pregunta clave no es ¿éste es un buen colegio? sino ¿éste es un buen colegio para mi hijo? Porque no olvidemos, como dijo Oscar Wilde, que el mejor medio para hacer a los niños buenos es hacerlos felices.
