El debate de la previsible “desinvestidura” del Sr. Sánchez, ha sido por momentos, anodino y, a la vez, esclarecedor. El nivel de los tres espadas y del sobresaliente, ha dejado bastante que desear, han estado fuera de cacho. Se han aliviado todo lo que han podido, y ninguno ha toreado en corto y por derecho, ni ha cargado la suerte. Todos han estado por debajo del morlaco que es nada más y nada menos, que España y los españoles.
Al toricantano Sr. Sánchez, le preocupaba más el Sr. Rajoy que el programa que debía presentar, para hacerse merecedor a ser investido Presidente. Al odio personal que siente hacia el actual Presidente del Gobierno, le dedicó media hora de su discurso, y el resto fue una declaración de intenciones donde había más del “sobresaliente” Sr. Rivera, que de él mismo y de su partido. En las réplicas estuvo bastante ramplón, y eso que el otro toricantano el Sr. Iglesias, se tiró a la yugular de lo más granado de su partido pero, ni por esas, fue capaz de ser contundente y de poner a cada uno en su sitio. Su vida como primer espada, en mi opinión, tiene poco recorrido, y transmite la impresión de que se sobrevalora en demasía pareciendo, a veces, que no se besa porque no se alcanza.
El Sr. Iglesias, nuevo en esta plaza, desplegó todo el populismo y demagogia de que fue capaz, en algunos momentos de su faena, me recordaba a “El Platanito”, tremendismo, poca técnica y, sobre todo, y en eso no se parecía a Blas Romero, no saber estar. Este pollo va de matón, claro, que de “casta le viene al galgo”, y ha confundido el coso de la soberanía nacional, con una plaza portátil. Su objetivo es que los españoles volvamos a enzarzarnos, de ahí que no extraña nada que justifique el terrorismo etarra y a personajes como Otegui. Nunca ha sido demócrata ni lo será, eso sí, utiliza el estado de derecho, del que hoy disfrutamos, para intentar convertir a España en una República marxista-leninista, con connotaciones chavistas, y unas pinceladas de fundamentalismo iraní.
El maestro Sr. Rajoy, estuvo en su línea, le sobra experiencia y le falta decisión y empuje. Sigue toreando con el pico, y espera, que la bisoñez de sus contrincantes le haga el triunfador de la tarde. Nunca fue una gran figura, pero tuvo sus momentos, y si no dio más de sí, es porque se rodeó de una cuadrilla donde muchos sólo tenían como horizonte su bolsillo, y no pudo o no quiso cambiarla. Le ha llegado el momento de cortarse la coleta, y todo lo que se demore, irá en contra de España y de su partido.
El Sr. Rivera, ha hecho lo indecible por formar parte del cartel pero, al final, se ha tenido que conformar con hacer de sobresaliente del Sr. Sánchez. Durante el festejo ha hecho algunos quites al candidato de bastante mérito, pareciendo en algunos momentos que los papeles se habían intercambiado. Tiene hechuras, pero le sobra pose, y sus peores defectos es que no elige bien los terrenos, ni define su estilo.
El viernes repetimos cartel, pero mucho me temo que, como dice el refrán: CORRIDA DE EXPECTACIÓN, CORRIDA DE DECEPCIÓN.
