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PSICOLOGEANDO

Oscar a la mejor película educativa

1 de Marzo | 13:27
Oscar a la mejor película educativa
Alguien debería proponerlo, una nueva categoría a la mejor película que trasmita valores educativos (positivos, claro). Si le dan un Oscar al mejor vestuario o al mejor maquillaje, ¿por qué no se da a la película que más eduque, que más valores trasmita, que más enseñe? Claro que, viniendo la cosa de donde viene, quizá se lo dieran a Rocky dieciocho, no nos podemos fiar. Digo lo de los Oscar por ser los premios más conocidos, pero me conformaría con que una categoría así apareciera en algún otro festival de cine.

Porque se nos olvida la importancia de lo que trasmite el cine (y lo que trasmiten los premios). El cine triunfa porque nos emociona. Y necesitamos emocionarnos. Necesitamos sentir las emociones básicas, en una especie de ensayo para la vida, una vacuna, una preparación para lo que nos pasa en el día a día. El miedo, la tristeza, la alegría, la ira y el asco. Las emociones que aparecen en la película premiada en la categoría de animación, Del Revés. Tiene de bueno que nos enseña que la tristeza también es necesaria. Y tiene de malo que le falta algo importante, el pensamiento. Nuestra capacidad para razonar y tomar decisiones más allá de nuestras emociones. Eso es lo que nos diferencia de otras especies. Sin eso parece que nos dejamos llevar por nuestras emociones cuando en realidad estamos constantemente controlándolas (bueno, la mayoría, porque hay algunos cafres que no controlan nada).

Pero más allá de críticas cinematográficas lo que me interesa es lo que se trasmite. Emociones camufladas en un guión bien contado. Y ocurre que de tanto contar historias nos las acabamos creyendo sin analizar el mensaje de fondo. Se nos olvida que la historia es una carcasa para proteger el mensaje emocional, nada más, estética, forma. Y acabamos creyendo que existen los fantasmas porque el cine los ha creado para darnos miedo. Así que si crearan esa nueva categoría de mejor educación en valores, se podrían llevar el premio alguna de las últimas ganadoras a mejor película. Por ejemplo 12 años de esclavitud, Argo, El discurso del Rey, Crash o Million Dolar Baby. Pero también podrían haberla ganado otras estupendas películas que se quedaron en el camino, como En el nombre del padre, Cadena Perpetua, El indomable Will Hunting o Amelie. E incluso podríamos premiar a algunos directores que tanto y tanto nos han transmitido y que no obtuvieron nunca ningún oscar, como Alfred Histcok, Blake Edwards, Howard Howks, Stanley Kubrick o el mismísimo Orson Welles.

Quienes ya tenemos algunos años podemos recordar cómo determinadas películas marcaron un momento de nuestras vidas. Por lo que nos dijeron, por cómo nos lo dijeron, porque nos creímos sus mensajes o porque nos enseñaron algo que después nos sirvió para algo. También podríamos crear la categoría de película que ha marcado tu vida y que nunca olvidarás, y dar cada uno de nosotros nuestro pequeño Oscar en figurado homenaje.  Un pequeño ejercicio terapéutico para uno mismo, para la pareja o para la familia.

Si yo tuviera que dar un Oscar así, coincidiría con la Academia en el premio que más me ha gustado este año. Es el de Ennio Morricone. ¿Cómo es posible que este hombre no tuviera ningún Oscar? Porque si hablamos de trasmitir emociones, sin duda su música ha sido de lo mejor que le ha pasado al cine en toda su historia. Porque la música, además de ser hermosa, está asociada a momentos, a escenas, a películas, a valores. Y yo he vibrado y lo sigo haciendo, con las bandas sonoras de La Misión (qué capacidad de sacrificio), con Los Intocables de Elliot Ness (qué lucha entre el bien y el mal), con Hasta que llegó su hora (venganza, paciencia, amor), con Cinema Paradiso (qué manera de querer, de recordar, de conseguir sueños), con Lolita (las contradicciones del deseo), con La mejor oferta (cuidado con la avaricia, cuidado con el deseo),  El juego de Ripley (traición, desconfianza, engaño, amor) o Bugsy (los malos pueden ser bueno y al revés). Sin contar la parte de spaghetti western que nos enseñó a mirar con planos cortos a los pistoleros y a quererlos y odiarlos con ira, alegría, tristeza, miedo y asco.

Si quieren ser más felices, vean más cine, si quieren enseñar a sus hijos, pónganles películas. Y si quieren fomentar las relaciones en la familia, veanlas juntos. Pero no hagan demasiado caso a los premios. Es importante enseñar el esfuerzo, el trabajo bien hecho, más allá del reconocimiento de los demás.



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